Cuando Lucifer salvo a ese humano no creyó que tendría tantos inconvenientes, por amor a todo lo indecente, todo era realmente raro, Mazikeen solo se había burlado y se negó a ayudarlo. No sabe que sucedió cuando el hombre despertó lo único es que cuando el desconocido lo vio, fue diferente.
Ese desconocido le miro con admiración y otra cosa que no logro identificar fue aterrador y fascinante.
Así que cuando el desconocido se marchó, porque ni siquiera se molestó en preguntar su nombre, no importando que el hombre fuera atractivo, lo que menos esperaba era verlo al día siguiente en su bar buscándolo.
Y por primera vez en su larga vida, huyo.
En otras circunstancias habría disfrutado de la compañía de ese hombre, pero con solo verlo una sensación de anhelo surgía dentro de él, como si deseara estar siempre a su lado. No podía permitir tal cosa por lo que se había mantenido alejado de su precioso LUX.
Viajaba de un país a otro, era gracioso cuando pensaba en sus alas, aquellas que quiso destruir para demostrar que no estaba a merced de su padre, al final no pudo. Ahora disfrutaba de ir de un lado a otro solo para no tener que ver a ese hombre.
Con la esperanza de no verlo.
Con el deseo de no anhelarlo.
Con la convicción de que se resignaría.
Llamaba a Mazikeen cada noche esperando que al fin le diera la buena noticia pero no era así, la mujer le decía que ese mismo hombre estaba en la barra del bar, sentado, ignorando a cualquiera a su alrededor y buscándolo.
Fueron los dos meses más frustrantes de su vida. ¿Cómo un humano podía tener tal convicción para seguir buscándolo? Sus amantes promedios se rendían muy fácilmente.
¿Qué lo hacía diferente?
–Me sorprende que hayas venido a visitarme.
–¿Acaso esta mal que venga a verte Aziraphale?
–No digo que este malo solo que no eres adepto a este tipo de lugares...
Lucifer miro con frustración a su hermano y uno de los poco que le agradaban, Aziraphale había sido el guardián de las puertas del edén hasta que los humanos fueron desterrados, y se dedico a observarlos, y de igual manera veía a la humanidad con fascinación. Excepto que al apreciaba las artes en todo su esplendor, aunque ambos se reunían de vez en cuando a disfrutar del buen vino y los excelentes platillos.
–¿Acaso tiene que ver con las marcas que posees en tu cuerpo?
Lucifer miro con poca sorpresa a su hermano, no es como si lo mantuviera en secreto, mas bien estaba intentando saber las razones y sabia que sus hermanos no podrían darle una respuesta.
–¿Gabriel te lo dijo?
–En realidad fue Castiel, estaba algo curioso con todo el asunto cuando Gabriel llego al cielo y comento lo que sucedía contigo.
–Genial, ahora soy el chisme en la ciudad de plata, como si no fuera suficiente el estar marcado con estas cosas –Expreso con desdén.
–No has pensado que el plan de padre es inefable.
–¿Inefable? Ahora resulta que me dirás como el santurrón de Amenadiel que trabaja de formas misteriosas porque si es así, mejor me largo.
–No se trata de eso, pero comprendo un poco tus temores.
Aziraphale con algo de calma mostro su antebrazo derecho ahí tenía lo que parecía ser un tatuaje, una frase escrita en enoquiano que decía "Tu y Yo, ahora y siempre"