{Año 2003}
Miraba el lugar con suma atención, habían transcurrido 24 horas desde su secuestró. Honestamente y aunque sonara aterrador, ya se lo había esperado. Desde que sus padres fallecieron en un accidente hacía aproximadamente 5 años atrás mismo tiempo en el que despidió al mejor amigo y socio de su padre sin mencionar que dio por cerrada la sección de creación y ventas de armas de la empresa.
Era una pena que sus padres no estuvieran para ver todos esos cambios. Seguro que habrían estado orgullosos. Podía a escuchar a gente a hablar en ruso en lo que suponía era otra habitación, aunque se oían molestos y desesperados. Estaba algo preocupado puesto que su secuestró fue después de haber impactado el coche en donde viajaba.
Se sentía aliviado de haberle pedido a Happy que no fuera su chofer en este día. Por ahora tendría que buscar la forma de escapar. El problema es que estaba herido, parecía que tenía una contusión en la cabeza y por el dolor que sentía en el abdomen era probable que tuviera una o dos costillas lastimadas.
—De acuerdo. ¿Quién de ustedes pequeños gusanos me trajo a este interesante pero poco llamativo lugar?
Tony detuvo toda su línea de pensamiento ante aquella voz, no parecía ser uno de los secuestradores y también se le hacía familiar. Escuchaba que los hombres seguían hablando en ruso.
Genial, de los idiomas que aprendió, el ruso no fue uno de ellos. Si salía con vida de esto, le diría a Pepper que tenía razón cuando le dijo que su idea de aprender ruso no era tan mala.
—Así que ustedes alimañas fueron en mi búsqueda por petición de Stane.
Escuchar el apellido de ese hombre, le dio escalofríos. Desde que recuerda Obadiah Stane no le agradaba, su tía Peggy y Jarvis también se mostraban cautelosos a su alrededor. Por eso cuando su padre decidió que era hora de darle la empresa, él le pidió a una recién llegada Pepper que revisara todo lo que concernía a ese hombre.
Lamentablemente sus padres fallecieron una semana antes de que su secretaria le diera toda la información, aún así, tratando de soportar la pérdida de dos personas que amaba. Hizo lo que se prometió cuando llegara a ser el nuevo presidente de la compañía. Pero saber que realmente ese hombre era parte de todo eso le enfurecía.
—Muy bien basta de juegos.
Tony aún estaba sorprendido por la tranquilidad que el desconocido emanaba, y por la forma en la que los secuestradores hablaban estos estaban sorprendidos que ese hombre les entendiera en su propio idioma.
—Escuchen bien, no los conozco pero conozco a quien los empleó y tengo una pequeña idea de porque hace esto, y siendo que hoy estoy de humor les permitiré vivir.
¿Les permitirá vivir? Qué clase de declaración era esa. Esos tipos no parecían del tipo que negociaba.
—Tienen 30 segundos para decidir. Mi libertad por sus vidas.
Las últimas palabras del desconocido sonaron algo tétrico, admitía que eso le dio una sensación de escalofríos. Hubo un silencio completo, antes de que pudiera escuchar a los secuestradores gritar y disparar. Todo ese alboroto duro un par de minutos, incluso podía escuchar algunos gemidos de dolor.
¿Qué demonios había pasado?
—Como siempre, muy eficiente de tu parte Maze.
—Oye... siento la presencia de otro humano.
De no ser porque estaba amarrado a la silla habría brincado del susto, ante el sonido de la puerta derribada, que por lo visto había sido obra de esa mujer.
—No me esperaba ver a otro cautivo como yo.
El lugar estaba oscuro y la poca luz que estaba en el pasillo que conectaba a la habitación donde estaba impedía verles el rostro.
—¿Qué deberíamos hacer?
—Es obvio Maze, este hombre ha estado de rehén al igual que yo, supongo que tenemos un enemigo en común.
—¿Es enserio?
—No me hagas repertirlo Mazikeen.
Tony se sentía agotado por alguna extraña razón, empezaba a escuchar lejano la voz de esas dos personas y aunque debería estar asustado realmente no lo estaba. Antes de quedar inconsciente pudo escuchar que alguien le decía "duerme" y sentir unos cálidos brazos, que le recordaban a esa persona que por mucho tiempo ha estado buscando.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Estaba levemente sorprendido. No podía creer que Obadiah Stane tuviera las agallas de intentar matarlo.
Oh pobre y miserable hombre.
Si supiera que hacerlo eso precisamente a él, solo había aumentado su sentencia. Ya estaba decidido a decirle a Crowley que le diera una agradable lección cuando llegara al infierno.
—Oye...
Lucifer dirigió su mirada a Maze quien se mostraba algo molesta desde que habían llegado al LUX.
—¿Qué quieres?
—¿Qué harás con el humano?
Dirigió su mirada al hombre que estaba inconsciente en su sillón, estaba curioso por el humano y aún no se podía explicar por qué no lo dejó en algún hospital.
—Busca a Bruce Banner y dile que es hora de que le cobre el favor que me debe.
Maze miraba con total asombro la actitud de su jefe, él nunca se había preocupado por un humano. Solo les interesaba disfrutar de los placeres que estos ofrecían pero ahora, verlo tener esa actitud le molestaba.
—¿Planeas cobrar un favor por el bien de un humano? Escucha Lucifer es un humano. Ellos...
—¡TÚ NO DECIDES LO QUE QUIERO O NO QUIERO MAZIKEEN! —miró con furia a la mujer que se atrevía a cuestionar sus órdenes.La demonio contuvo la sonrisa que estaba por expresar. Había pensado que vivir un año en el mundo humano habría ablandado a su rey pero ahora veía que no era así.
Frente a él seguía estando el mismo ángel caído y rey del infierno, aquel que le ha confiado su protección y le ha recompensado por su lealtad.
Simplemente guardo silencio y asintió frente a la orden del Ángel.
Mientras se dirigía a la salida observó por última vez al humano herido.
Esperaba que no le trajera problemas, porque de ser así, solo habría un camino para él.*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Cuando notó que Maze se había marchado decidió quitarse la chaqueta y levantarse las mangas. Dejando al descubierto un tatuaje en forma de Luna, mejor dicho una marca de alma gemela.
Se sentó en el sillón individual que estaba al lado de derecho de donde se encontraba recostado su invitado. Lo miró con atención por un par de minutos.
Luego dirigió su mirada a la marca que tenía en la muñeca izquierda. Aún no se explicaba porque le había sucedido eso.
Ni siquiera su hermano Gabriel que le había visitado, tenía idea alguna de porque tenía una marca.
Al parecer ningún otro Ángel o demonio tenían la dichosa marca de alma gemela.
Suspiro antes de recostar su cabeza en el respaldo del sillón, y miró al techo.
—No te fue suficiente con desterrarme, ahora me das esto —siseo con desprecio—. Que te quede claro que lo que estés planeando con el humano elegido para mí, es mejor que lo olvides. Puede que en esta ocasión deje que Miguel termine el trabajo que tú amorosamente le otorgaste.
Lucifer estaba dispuesto a pelear contra el destino que su padre le otorgó, incluso si eso lo mataba en el proceso.