Mi Tarde de Ayer

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Camino hacia aquel lugar, volví a sentir euforia.
Perdí la noción del tiempo y el espacio,
la vida se detuvo un instante,
pude sentir como la suave y gélida brisa,
rozaba por mi cuerpo, cortándome el alma...

Contemplando la hora dorada,
fui atacado por un segundo eterno.
Con agua de mar por mi rostro,
desee beber las aguas de leteo.
Olvidar el frágil deseo,
que guarda su ausencia.

Me pregunto,
¿por qué la frivolidad de esa dama de nieve,
no logró enfriar la calidez de mi ser?
Camino de regreso, y reconozco la magia,
la misma magia,
que no logró congelar lo que soy.
Puesto que estas manos,
las mismas con la que escribo, fueron parte,
de la creación de conocerla.

Llegué a casa.
Con una taza de té,
me tiré en el colchón de los recuerdos.
Cigarrillo en mano y cenicero lleno.
El rock sonaba de fondo,
y mis pulmones acompañaban
el luto de mi corazón.

Ésta es la receta maldita,
que hizo a éste poeta.

Dulce CatarsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora