En medio de ruinas que ahora no eran mas que formaciones rocosas, un hombre trata de ocultarse y poder recuperar el aliento, viendo a los lejos como se van acercando las personas que lo persiguen sabe que no puede seguir parado y reanuda su carrera, pasando por los puntos que antes habían marcado con estandartes para el campamento.
Los que lo persiguen están montados en lagartos gigantes llamados brontos, aunque no se mueven a su máxima velocidad, sus jinetes no tiene prisa pues saben que el fugitivo no podrá seguir por mucho tiempo a pie por el desierto. El hombre termina saltando sobre una duna de arena, pero calcula mal su caída y termina medio enterrado en la arena. Los jinetes finalmente lo alcanza y se detienen rodeándolo con sus bestias.
- ¡No! ¡También soy un Pyross! - grito el hombre al ver que ya no tenia escapatoria - ¡No pueden hacerle esto a su hermano!
- ¿Nuestro hermano? - se burlo uno de los jinetes - Se atreve a compararse con nosotros - a esto se rieron todos sus compañeros.
- Un vulgar escudero - hablo otro de los opresores - y que se alimenta con gruds.
- ¡Esperen! - exclamo de nuevo, temiendo por su vida - ¡Les aseguro que no diré nada! ¡No vi nada! ¡No oí nada! ¡Se los juro!
- Me parece que habla mucho para ser alguien que debe callarse.
- Tiene razón - hablo el que parece ser el capitán del grupo - No dirá nada a nadie- dijo mostrando una esposa dejando la caer el lado del hombre mientras reía - Nunca mas.
Los jinetes se alejaron una vez que dejaron al hombre clavado al suelo, con las esposas en cada extremidad extendida. Aunque el hombre trata de soltarse las esposas estaban fuertemente clavadas al suelo y ya no tiene fuerzas para luchar. El hombre voltea el rostro en dirección opuesta a los jinetes notando el cumulo de nubes grises en el cielo.
- La lluvia... - sus ojos reflejaban el miedo que siente - La muerte lluvia..........¡NOOOOOOOOO!
Los jinetes se dirigen a una especie de ciudad, esta rodeada por un gran muro y de varias columnas sale humo. Dentro esta el hogar de los Pyross, El pueblo de Orfales.
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Los niños de la lluvia
FantasíaEn un principio, existía el gran dragón cósmico. En su seno, en las profundidades infinitas de su basto reino, dos elementos opuestos; el agua y el fuego, se engendraban mutuamente sin cesar, pero el Ladrón de almas, "el gran separador", celoso de...