Navidad 3

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Pasamos la tarde jugando y riéndonos. Ansiaba que llegara la navidad. Esa noche, mi hermano y Albus se fueron solos, con la excusa que James quería que estuviéramos a solas. Aunque yo creía saber la razón por la que querían irse solos, y estaba muy contenta con eso.

  P.V Scorpius Malfoy

—¿Quieres que los dejemos solos?—le pregunté a Al mientras los veíamos reír y charlar animadamente.

—Claro.

—¿Aceptas que tú hermano y mi hermana salgan? Digo, si llegase a ocurrir— comenté.

—Si, siempre he creído que hacen muy buena pareja.

Eso hicimos. Nos fuimos y los dejamos solos. Habíamos decidido ir a una plaza donde también había restaurantes y juegos. Parecía una cita, deseaba que eso fuera.

—De verdad me alegra haber podido salir de allí— dijo Al con una gran sonrisa. Por unos segundos permanecí así, mirándolo sonreír, como si nadie ni nada más existiese. Cómo si haberme enamorado de mi mejor amigo, que todavía encima significaba admitir lo que era, fuera algo sencillo; sin complicaciones.

—Me alegro de poder estar aquí contigo—expresé, cuando salí de mi lapsus.

—Yo también— susurró sonriendo. Al no solía sonreír tanto, lo que hizo que me alegrara haberlo hecho sonreír.

Caminamos admirando a los muggles, comimos, y sobre todo, nos divertimos.

—¿Cómo haces para estar bien cuando se burlan de ti y te tratan mal?— Preguntó.

—Claro que me pongo mal, pero trato de disimularlo cuando estoy contigo.

—¿Por qué?— exclamó.

—No quiero preocuparte.

—¿Por qué?

—Porque me importas— musité, mirando fijamente a la mesa.

—Hey, tú también me importas, pero quiero saber que es lo que sientes— dice, tomándome la mano suavemente. Mi corazón se aceleró.

Levanté la mirada y lo miré. Me estaba mirando fijamente a los ojos. Me arriesgué y tomé su otra mano con mucha delicadeza.

—¿Quieres saber todo lo que siento?— pregunté en un susurro. El asintió. Me quedé un par de segundos mirándolo, admirando su presencia. Perdí el miedo a pensar en lo que podría ocurrir, y aproveché el aquí y ahora. Por un segundo, todo se detuvo. Los sonidos de las conversaciones, los pasos, las hojas caer de los árboles, el viento, todo. Me incliné lentamente hacia adelante, pude ver a la perfección todas sus facciones. Pude escuchar su respiración acelerada; o quizás fuera la mía. Lo único que se con exactitud fue que lo besé. Lo besé sin importarme nada. Lo besé como si fuera la última vez que pudiera hacerlo (y primera). Me alegró que siguiera el beso.

No supe cuánto tiempo estuvimos así, lo único que supe es que tuvimos que separarnos para tomar aire.

—Me gustas— dije, sin pensármelo dos veces.

—Tu a mi igual— respondió Al. Sonreí radiante, nunca creí que este día llegaría.

—¿Qué dirán nuestros padres?— pregunté.

—Espero que nos acepten. Pero antes de hablar de temas serios, quiero pedirte algo— hizo una pausa de unos segundos, pero para mi parecieron horas— ¿Quieres ser mi novio?

—Claro que si, no desearía nada más que eso—exclamé y lo volví a besar.

James Sirius Potter y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora