James Sirius Potter y tú

Navidad 4

    —Fue una muy buena excusa para irse— dijo James riendo.

—Si— contesté contagiándome de su cálida risa.

—Aunque no me quejo por estar aquí solo contigo.

—Yo tampoco— susurré. Escuché nuestros corazones acelerados, nuestras respiraciones, cada uno de nuestros movimientos; me sentía realmente viva.

—Lamento lo de las fotos.

—Esta bien, me gusta que les tengas si de ese modo te acuerdas de mi— Ya ni sabía que decía, lo único que sabía era que me gustaba y no iba a contenerme nunca más.

—No hay forma en la que te olvide— sonreí ampliamente, sintiendo mis orejas arder.

—Me alegra escuchar eso.

—Pensé que lo sabías, al igual que todo el mundo.

—¿Qué sabía que?— pregunté nerviosa.

—Qué no puedo olvidarte— le sonreí. Nos quedamos en silencio mirándonos, esperando que algo ocurriese.

—Chicos, vamos a salir a comer. Hay comida para ustedes en la heladera— dijo Ginny.

—Muchas gracias, que disfruten.

—Qué pasen bien— se despidió James. Ellos se fueron con Lily, estábamos completamente solos.

—Voy a darte tu regalo de navidad ahora, es que no creo que pueda aguantar hasta mañana—exclamó James.

—Si, yo tampoco quiero esperar— reí. James fue a su habitación a buscar el regalo.

—No se si te gustará, espero que si. He intentado hacerlo desde hace tiempo.

—Lo más seguro es que me encante— extendió su brazo y me dio el regalo.

—Ábrelo— lentamente, rompí el papel que lo envolvía. Dentro contenía un libro. Pero no era cualquier libro, era un libro con mi nombre y una fotografía mía. Era un libro bastante grande, tendría cerca de 600 páginas.

—Es un libro sobre ti. Se que te encanta leer, así que investigue sobre los libros que lees y los leí.  Eres el personaje principal de un mundo donde todos los personajes literarios existen—sonreí bobamente y lo abracé.

—¿Donde conseguiste alguien que escribirá un libro así?— pregunté sin separarme del abrazo.

—Yo lo escribí— susurró a mi oído.

—¿En- En serio?— tartamudié. Estaba muy sorprendida.

—Si, espero que te guste.

—No sólo me gusta, lo amo— exclamé, colocando mi cara en su cuello. Respiré su aroma y sentí su cálido aliento— iré a traerte tu regalo.

     No podía creer que él hubiera hecho algo así por mi. Era demasiado trabajo, demasiado esfuerzo, solo por mi. Me sentía en las nubes, sentía que estaba tan solo a unos pasos del cielo. Recogí su regalo y fui prácticamente corriendo hacia donde él se encontraba.

—No es tan genial como el tuyo, pero espero que te guste— comenté.

—Viniendo de ti, me debe de encantar—abrió la caja y encontró una pieza pequeña de madera con una frase tallada en ella.

—Aprieta ese botón— dije señalando. Él lo presionó y vio cómo una gran escoba aparecía.

—¡Es la versión nueva de la Nimbus2017!—exclamó.

—Si, pedí que pudiera encogerse así puedes llevarla contigo a todos lados— murmuré— ¿te gusta?

—Me encanta, es el mejor regalo que me pudieras haber dado— agradeció. Presionó y botón y la escoba volvía a ser esa pieza de madera. Se fijo en la inscripción que tenía tallada: "Para que vueles muy alto, con amor, Sofi". El sonrió y me abrazó con fuerza.

—¿Sabes lo que me encanta de ti?— susurró—Qué puedes estar sufriendo, triste o enojada pero siempre te muestras con una sonrisa y ves lo bueno de la vida.

—Pues, no es nada especial, ¿de qué me va a servir ponerme triste? Lo único que voy a ganar es deprimirme.

—Todo el mundo ve la vida con ojos de dolor, excepto tú—sonreí.

—Pero también me pongo triste.

—¡Si no te sintieras  triste no serías humana! Todo el mundo a veces está triste.

   Nos quedamos unos segundos en silencio.

—¿Sabes que es lo que más me gusta de ti? Que siempre me escuchas, me valoras y no me juzgas por lo que otros creen que soy, sino por lo que tú has llegado a ver.

—Te quiero, nunca te juzgaría—admitió. Sentía que mi corazón iba a salirse de mi pecho. Podía escuchar los autos de la calle, el viento, pero ya nada importaba. Tan solo importaba la conexión que sentía con el.