James Sirius Potter y tú

Navidad 5

No podía olvidar sus palabras. ¿De verdad el me quería? ¿Me quería del mismo modo que yo a él?

—Voy a traer la comida— dijo, levantándose avergonzado por lo que acababa de confesar.

P.v de James

Le había dijo que la quería. Que idiota, porque tendría que haber abierto la boca.

Para cenar teníamos pasta, mamá la había comprado en una tienda muggle. Serví en dos platos y los llevé a la mesa. Sofi me miraba con una sonrisa. No podía creer que me sonriera a pesar de lo que había dicho. Le devolví la sonrisa inconscientemente.

—Muchas gracias, James— amaba cuando decía mi nombre, era como música para mis oídos.

Comimos en silencio. No paraba de mirarla y pensar en qué suerte tenía de ser su amiga. Era una chica maravillosa, y se merecía mucho más de lo que yo sería capaz de darle. A los ojos de todo el mundo, yo soy un chico súper seguro y bromista, pero también tengo inseguridades. Tampoco estoy diciendo que tenga autoestima baja ni nada por el estilo, sino que no soy tan seguro como parezco.

—¡James!

—¿Qué?

—Es la quinta vez que te hablo, ¿ocurre algo?

—¿Qué? No... nada.... tan solo pensaba.

—¿Qué invade tu mente?— bromeó.

—Tu— susurré, golpeándome mentalmente por el comentario tan idiota.

—¿De verdad?— preguntó seria.

—Si—espere un segundo— Lo siento, hoy si que estoy quedando como un idiota.

—No has quedado como idiota. Todo lo contrario.

—¿Eso crees?

—Sip— La miré a los ojos. Mis ojos brillaban admirándola. Quizás no fuera la chica más linda de todo Hogwarts, pero la quería. Más de lo que me gustaría admitir. Nunca creí que sentiría algo así, pero al parecer me equivocaba. Y demasiado.

    Poco a poco, fui acercándome a ella. Ya no me importaba nada, quería estar con ella. Sofi no se alejó de mí, todo lo contrario, comenzó a acercarse hasta que tan solo quedamos a unos pocos centímetros. Mis ojos estaban concentrados en sus ojos, esos hermosos ojos que me hacían suspirar cada vez que la veía. Escuchaba su respiración, incluso podía sentirla en mi rostro. Nuestros corazones estaban acelerados, deseosos de que alguien se atreviera a dar un paso. Mis ojos descendieron hasta sus labios. Cuando creí que no iba a poder contenerme más ella dice.

—Respecto a lo anterior, yo también te quiero—en ese momento, todo mi control desapareció. Di el primer paso y la besé. Coloqué mis manos en su rostro y ella en mi cuello. No tardó en corresponderme, lo cual agradecí. Me sentía genial. Había besado a otras chicas antes, pero esto era diferente. Nunca había sentido algo así por otra chica. Sofi era especial y única. Lentamente, ella se separó. Yo le sonreí con una sonrisa sincera.

—Te quiero también— murmuré. Ella me abrazó.

—Es el mejor regalo de navidad que pudieras darme.

—Qué tú estés aquí es suficiente regalo para mi—ella me sonrió mostrando todos sus dientes.

—Me costó darme cuenta, pero estoy enamorada de ti.

—Me alegra saber que no soy el único. Si soy genial— ella me miró confusa y luego pareció comprender el chiste.

—Tonto— exclamó.

—Lo siento. Hablando en serio, yo también estoy enamorado de ti— Entonces ella me besó.

—¿Quieres... ser... ya sabes...- Estaba tartamudeando, no sabía cómo pedírselo.

—¿Tu novia?— preguntó, yo asentí—pues claro, por eso te besé—me reí como idiota y la volví a besar. No podía creer que eso estuviera pasando.