dos

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Últimamente me estoy perdiendo en

Desperté con un dolor de cabeza terrible, en el living de la casa de Martu. Los ojos me ardían y me picaba el cuello, así que fui a lavarme la cara y, al mirarme al espejo, veo un beso fucsia, y me frusté al saber que era de Araceli, ya que Aldana le gustan los colores más fríos. Apuré en sacármelo, no quería problemas con nadie.

–Malísimo lo tuyo ayer amigo, no sé ni por qué seguís en la banda –Abrió Tomás la puerta bruscamente, e intente taparme la mancha del cuello.

–No seas ridículo, Ignacio, todos vimos como te daba besos Araceli mientras vos estabas re drogado en el piso. Si sabés que Aldana no va a hacerte nada malo flaco, por qué desconfias tanto de ella? Es una mina de oro y ninguno puede valorarla, solo Tobías. Así que deja de ponerte celoso.

Ví cómo se fue, y seguí refregándome con agua y jabón. Cuando no quedaron rastros, fui a la cocina, a ver a los demás.

–Un gil por acá– Miró para otro lado Tobías.

–Bue, me pueden dejar de bardear? no me acuerdo nada de anoche, solo que invité a Araceli, y cayeron todos los de Lugano. Ya fue, ahora qué, me quieren sacar del grupo?

–No Ignacio, no da sacarte, vos sos el que debería alejarse, en todo caso, porque esto no es un trabajo de vos te vas y tal no. A ninguno nos parece lo que hiciste, y menos a Aldi. Hace mil estás en la banda, siempre hiciste lo mismo, dos años boludeando a Aldana y ahora que están juntos, tratala como se debe, porque es más leal que vos, y eso que entró hace tres años y vos hace cinco.– Julieta le pasó el mate a Martu.

–Dónde está ahora?– Pregunté, sentándome en la silla que le daba la espalda a la escalera.

–Ahí viene, pero sos el menos indicado para verla, ni subiste a verla ayer– suspiró – Sabemos que te va a tratar con la mejor, por que es tan hermosa que no te puede tratar mal– Me susurró, y me sentí mal al ver sus ojeras.

-Hola chicos– saludó a todos con un beso, y al llegar a mi, se refregó los ojos, pensando en si saludarme o no, pero finalmente lo hizo, y le sonreí, débilmente.

–Vayan a hablar mejor al living, lo necesitan – Soltó Martina, comiendo la última galletita que quedaba.

Aldana arrastró sus pies, y se sentó en posición de indio, en el sillón blanco. Me senté a su lado, y miraba cada partecita de su cara.

–Perdón –Corté el silencio, aunque no era incómodo– Sé que Ara puede ser medio forra, pero es mi mejor amiga y sé que alguna vez fue la tuya. No quiero alejarme de ella pero no quiero perderte a vos. Te veo y me quedo hipnotizado, boluda, tus ojitos me llenan de felicidad, el rozar mis manos con las tuyas me hacen sonreír al instante y una sensación rara por todo el cuerpo, esperando un abrazo tuyo, celando a los afortunados que si los pueden tener, y ahora, soy uno de ellos– Le agarré las manos, ella comenzó a llorar, era muy sensible– Me enamoré de vos, Aldi, necesito de ponerte en una cajita de cristal para que nadie te haga daño, ni yo. Últimamente me estoy perdiendo en vos.

Ella solo me abrazó, llorando.  Nunca había expresado así mis sentimientos, y me asustaba. No podía enamorarme en serio, era todo puro cuento. no?

perdido ; ecko Donde viven las historias. Descúbrelo ahora