3. Él, origen del caos

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La libertad no podía ser más exquisita para Lemy.

Simplemente dio un paso fuera de su habitación, como ya lo hizo miles de veces antes; pero todo parecía ser más alegre y brillante, el aire no podía ser más refrescante, y el alboroto de la casa resultaba más relajante que antes, después de estar confinado y tener que obedecer los caprichos de sus hermanas por tres semanas...

De hecho el castigo fue "hasta nuevo aviso", pero no hubiera podido soportarlo.

Sí; era cierto que casi incendio la casa. Lemy no tenía excusa. Y, sí; también era cierto que desobedeció a sus padres al meterse en el bunker del patio para "tomar prestadas" algunas herramientas y materiales para reparar un aparato que rescató de un basurero...

¿Pero como demonios iba a saber que su tía Lisa escondió un químico peligrosamente inflamable y extremadamente volátil dentro de un frasco etiquetado "Disolvente Industrial inofensivo"?

Cualquiera fuera el caso, Lemy armó un escandalo de niveles astronómicos nunca antes vistos hasta ese momento en la casa Loud... y por eso el castigo tuvo que estar a la par...

— ¡Deja de parlotear, hermano! Me estas arruinando el momento... Mejor muéstrales lo que ocurrió. Mientras tanto terminaré de armar esta cosa para arrojársela a Leia en la cara— Lemy regresó a su habitación, muy a su pesar, para terminar de arreglar la secadora de cabello rosa y evitar que mencionada hermana encontrara algún vacío legal al cumplimiento de su castigo, como bien demostró aquella nueva habilidad en esas tres semanas.

Aquel día fue como un Sábado cualquiera...

·◊◊◊◊FlashBack◊◊◊◊·

Lemy despertó tarde aquella mañana y, sin perder tiempo ni desayunar, totalmente emocionado, continuó reparando el viejo reproductor VHS que encontró en la cajuela de un auto oxidado. Solo quedaba la parte más delicada: limpiar el cabezal del aparato.

Unas gotas de disolvente serian suficientes. En este procedimiento se abstendría de fumar. La experiencia se encargó de mostrarle el correcto cuidado de productos químicos. Después de todo, no deseaba incendiar el regalo de cumpleaños de su amiga.

Sí. Sólo unas gotas serian suficientes...

Las hijas de Lincoln Loud que se encontraban en casa en ese momento, quienes hasta hace unos instantes se divertían en sus asuntos; se asomaron inquietas desde sus habitaciones, o en el caso de Loan y Liena, observando expectantes desde las gradas mientras subían los escalones.

Todas las miradas se dirigían a la habitación al final del pasillo, donde se originó la fuerte explosión que las sobresalto. La puerta no se encontraba en su lugar, el interior del cuarto abarrotado de aparatos inservibles era visible, y eran distinguibles unas pequeñas llamas que ardían sobre la cómoda; las cuales comenzaban a extenderse y generar un espeso humo negro.

El pánico se apoderó de todas, pero antes que empezaran a salir corriendo y a gritar, un quejido al otro lado del pasillo atrajo su atención. Con horror, se percataron que Lemy, junto a la puerta faltante de la habitación en llamas, ambos cubiertos de hollín, se encontraban en el interior del baño tras ser arrojados con fuerza por la súbita explosión.

— *Cof, cof* ¿Eh? ¿...Pero ...qué demonios?— oír la voz confundida de Lemy y verlo ponerse de pie, fue un alivio para todas.

El muchacho rockero intentaba comprender lo ocurrido, el frasco vacío que sostenía en la mano y los recuerdos confusos eran la única pista, pero los reclamos de sus hermanas, la mayoría de disgusto, lo distrajeron.

Heredero del legado LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora