2. Nueva generación

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Loud.

Loud, por todas partes.

La casa Loud siempre resultaba bastante animada los Sábados por la mañana; la libertad de no tener que ir a la escuela, en el caso de las más pequeñas, o la emoción de salir a divertirse para las mayores, resultaba un elixir embriagador para cada una de las Loud; similar a tener toda una tonelada de chocolates para ellas solas. Por lo cual debían compartir su alegría con el mundo y correr y gritar por toda la casa sin control.

Y si un común fin de semana ya las exaltaba de aquella manera, a algunas más que a otras; sin duda se debía a la inminente llegada del resto de la familia Loud lo que las enloquecía más de la cuenta. En especial a las muchachas Loud cuyas madres regresaban luego de ausentarse un tiempo debido a sus ocupaciones laborales; como ser: giras musicales, desfiles de moda, convenciones científicas, etc. Sin mencionar el reencuentro con las demás hijas del patriarca.

"Toda" la familia Loud reunida. Aquel caos tan solo era el preámbulo del verdadero descontrol emocional a solo horas de ocurrir.

Y no existía esperanza alguna de que los padres llegaran para controlar la situación, ya que desaparecieron desde la noche anterior, encerrados en el nido de amor Loud; la cual no era otra que la casa vecina, antes perteneciente al Señor Quejón. Ese fue el regalo de bodas del vecino quejumbroso de los Loud; claro que llamarlo "regalo" resultaba más reconfortante que el treinta por ciento de descuento en la compra de la propiedad, pero igualmente resultó de gran ayuda para la creciente familia. Y unos años después, Lynn Padre y Rita Loud les entregaron la casa Loud a sus hijos para que pudieran acomodar mejor a su creciente familia; mientras ellos se mudaban a un asilo para disfrutar en "paz" de su retiro; claro que no desaprovechaban ninguna oportunidad para visitar a sus nietos.

En todo caso; debido a la inminente llegada de las demás esposas y/o amantes de Lincoln Loud, las conyugues cuyos trabajos las mantenían en Royal Woods aprovecharon vigorosamente los últimos momentos de privilegio antes de tener que compartir a su esposo nuevamente. Los gritos ahogados de excitación, que incomodaron el sueño de los retoños Loud lo suficientemente mayores para entender lo que sucedía, fueron la prueba fehaciente de que el patriarca todavía podía complacer a su harem.

Por esa razón los adultos descansaban plácidamente y sin preocupaciones, mientras la nueva generación disfrutaba expresar la emoción y dicha que significaba su apellido.

Liena Loud, una hermosa muchacha rubia, algo rolliza, de dieciocho años de edad, hija de Leni Loud. Debido a sus cuerdas vocales dañadas no podía causar mayor alboroto que el producido mientras limpiaba a fondo su habitación en la planta baja, la cual antes perteneció a sus abuelos, y tarareaba al ritmo de la música que se oía en el segundo piso.

Lyra Loud, casta y respetuosa muchacha castaña de diecisiete años de edad, prodigio de la música clásica, hija de Luna Loud. En esta ocasión cedió a su lado rebelde, uniéndose al alboroto familiar, interpretando una estridente melodía de rock en la guitarra eléctrica que le regaló su madre, en dueto con su hermana y compañera de habitación Lina Loud, una pequeña de trece años de edad, de cabello blanco adornado con un solitario mechón azul; ambas entonaban a la perfección desde su habitación, la cual antes le perteneció a sus tías Lori y Leni.

En el interior de la habitación que antes le perteneció a Lynn y Lucy. Liby Loud, una tímida muchacha de quince años de edad, con el cabello castaño recogido en una cola de caballo, hija de Luan Loud; como su hermana mayor Liena le pidió, intentaba dejar la habitación reluciente, pero debido al estorboso aparato de ortodoncia que llevaba sujeto a la cabeza y la falta de cooperación de sus hermanas, no lograba ningún avance. Por su parte Lacy Loud, talentosa deportista de quince años de edad, de cabello castaño oscuro recogido en una cola de caballo al igual que su hermana, hija de Lynn Loud Junior; practicaba con cuatro balones de diferentes deportes a la vez, entrando y saliendo de la habitación como un huracán, preparándose para retar a su madre a una competencia. Mientras tanto Lupa Loud, inexpresiva y maquiavélica muchacha de quince años de edad, de cabellera blanca hasta los hombros, hija de Lucy Loud; sentada en su cama, ignoraba el alboroto que sus hermanas y compañeras de cuarto armaban mientras leía emocionada el libro de terror que su padre le regaló.

Heredero del legado LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora