4.¡Privacia...! ¿Eso que es?

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Leia azotó la puerta al ver como Lemy abrazaba a Lizy y Lane, y aunque Lulú no se le acercaba, la sonrisa que le dirigió a la pequeña genio fue suficiente para hacerla sentir celosa de sus hermanas; y aquello era inaceptable. Lemy ya no le interesaba, hace mucho decidió enfocar sus encantos en su padre, solo él las merecía. Por tanto esos celos absurdos por su hermano debían ser algún tipo de basura sentimental sobrante de la época en que fue ingenua y soñadora, cuando todavía creía en Santa Claus y que Lemy la quería.

Eso era historia pasada. Ella ahora se encontraba por encima de esas niñerías y no se rebajaría a armar un escandalo por un poco de cariño de Lemy Loud. Tomó la secadora de cabello del suelo, la conectó y regresó a embellecerse, tratando de ignorar las risas de sus hermanas menores y su hermano mayor desde el pasillo; pero le resultaba bastante difícil.

En el pasillo.

Lemy se sentía eufórico por su recién obtenida libertad, además de haberle provocado un enfado a Leia, era un comienzo de la venganza que vendría; pero sobre todo le alegraba el cariño sincero y las sonrisas radiantes de Lizy, Lulú y Lane.

Las pequeñas ya enumeraban emocionadas los sabores de helado que pedirían por la tarde, cuando estuvieran en el parque; Lemy solo asentía sonriente mientras los cuatro se dirigían al cuarto de sus hermanas mayores. Cuanto más rápido terminaran de preparar el almuerzo, más rápido seria completamente libre.

Sin embargo, apenas dieron un par de pasos hacia las escaleras, cuando el muchacho rockero dejó de prestarles atención a sus hermanitas para no apartar la vista de la figura que subía las gradas con aire indiferente.

Cabello resplandeciente igual que luz de luna llena; un bello rostro, con pecas, ligeramente pálido inexpresivo; ojos refulgentes de color ámbar llenos de vida, a pesar que su propietaria intentara expresar lo opuesto. Una sexy vampiresa elevándose fuera de su ataúd, sexy, sexy vampiresa... o en este caso: Lupa Loud; cruzándose en su camino.

En otras circunstancias, por todo el rencor acumulado, Lemy habría pasado por su lado sin siquiera mirarla, solo para fastidiarla; pero esta vez le fue imposible hacerlo. La razón fue la imagen de la gótica peliblanca, quitándose sin pudor la sudadera negra que traía puesta para dejar expuesto el brasier color naranja junto a los pechos adolescentes en desarrollo y la piel blancuzca de su torso.

Lupa se dirigía distraía a su habitación, con su ropa cubierta de restos de comida, debido a la "sorpresa" que le preparó a su hermano en el comedor con ayuda de la inocente Lacy; no le presto atención al escandalo de sus hermanitas en el segundo piso y empezó a quitarse la ropa para ir directamente a tomar un baño.

Luego de quitarse la sudadera negra y desabrochar la falda con franjas negras y amarillas que vestía; finalmente notó el rostro estupefacto y sonrojado de Lemy, encabezando a sus hermanas y observándola sin pestañear. Al lado del muchacho se encontraban Lizy, Lulú y Lane, caminando juntos, hablándole y jalándolo para que las escuchara, pero la atención de su hermano estaba puesta únicamente en ella, girando la cabeza con cada paso para no perder un solo detalle. Finalmente el grupo terminó cayendo al suelo tras un tropiezo del distraído líder, que dio un planchazo al suelo con toda la cara, las pequeñas rubias perdieron el equilibrio y solo cayeron sobre sus traseros mientras la castaña daba un salto hasta el techo y se pegaba a este gracias a sus habilidades.

La gótica peliblanca fue tomada desprevenida, pero no se sonrojó, ni se avergonzó. Al contrario, se sintió orgullosa por dejar estupefacto al tonto de su hermano tan fácilmente; sin embargo, su mente no se encontraba del todo preparada y no pudo evitar dar una risita estridente cuando el muchacho tropezó y terminó en el suelo, por prestarle atención a ella.

Heredero del legado LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora