CAPÍTULO V

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Cuando fueron por la máquina del tiempo (en la casa del hombre), los lobos no podían creer lo que estaban viendo...

—¿En verdad funciona? —preguntó uno de los lobos.

—Claro que sí, solo tienes que insertar polvos de hadas y la fecha a la que quieras ir y en corto te llevará —dijo el hombre.

—¿En serio? ¿Polvos de hadas? —preguntaron todos los lobos.

—Obviamente no, no sean imbéciles.

—Bueno, allá vamos, mamá —dijo el Mazacote antes de que los lobos introdujeran la fecha en la máquina.

Al llegar al pasado fueron al bosque (porque la máquina solo se movía en tiempo, no en espacio). Muy apenas lograron llegar (ya que no estaban muy cerca), al hacerlo vieron a la flor a punto de irse, así que el Mazacote pudo presenciarlo todo y alcanzó a ver las lágrimas de su madre...

—Pero entonces, ¿ella sí me quería? —preguntó Eder.

—No nos preguntes a nosotros, pregúntaselo a él —dijo un lobo antes de abrir paso a una flor, bueno, en este caso a un flor...

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La vida de EderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora