Capitulo 2

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Abrí mis ojos alarmada. ¿Dónde estoy? ¿Qué me ocurrió? Recorrí con la mirada el lugar en donde me encuentro, es una habitación similar a la mía, pequeña, humilde, paredes de color azul cielo sin ningún poster sobre ellas, un armario algo viejo al frente de mí y al lado de este, una simple peinadora/cómoda, miré a mi derecha, una mesita de noche, me senté y un inmenso dolor de cabeza me invadió.

— ¡Ay, joder! —Gruñí.

En ese instante abrieron la puerta y vi a una chica muy linda parada allí:

—Estás despierta. —Dijo sonriéndome, se adentró a la habitación y la seguí con la mirada, confundida—, ¿Cómo te sientes? —Preguntó sentándose al frente de mí sin parar de sonreír.

—Bien, eso creo. —Contesté, la chica de ojos claros asintió con la cabeza.

—Si pues, te diste un buen golpe en la cabeza. —Explicó haciendo ademanes con las manos.

Fragmentos de lo que sucedió llegaron a mi mente y de nuevo el dolor de cabeza me invadió.

— ¡Ay, duele, duele! —Gemí tomando la cabeza entre mis manos.

La chica se levantó con preocupación y me obligó a recostarme, salió de la habitación y entró nuevamente con un vaso de agua y una pastilla.

—Ten. —Esperó paciente a que me sentara y me entregó ambas cosas—, es Ibuprofeno, para aliviar el dolor de cabeza. —Asentí a su explicación.

Luego de tomar la pastilla, le entregué el vaso el cual colocó en la mesita de noche, se presentó:

—Me llamo Nat, es una abreviatura de Natasha. 

—Paulina, solo Paulina. —Me presenté— ¿Qué hora es? 

—Las doce del mediodía. —Respondió, mi rostro fue de asombro—, has dormido mucho. —Dijo sonriendo.

— ¿Sabes dónde está mi mochila? —Pregunté recordando que la traía conmigo.

—Está en la sala, mi hermano trajo el desayuno. ¿Puedes levantarte? Tienes que estar muriéndote de hambre. —Natasha hizo seña a la puerta.

—Puedo levantarme. —Aseguré con una media sonrisa.

La casa era pequeña, consistía en dos habitaciones, sala, cocina y un baño. La sala de estar tenía una mesa cuadrada de madera de cuatro asientos, un sofá de tres asientos y una televisión pequeña.

—Siéntate, te sirvo el desayuno en un segundo. —Dijo Natasha sonriendo, dicho esto desapareció en la que supuse es la cocina.

— ¡Nat! ¿Ya despertó la muchacha? —Preguntaron detrás de mí, me giré y allí estaba él con su habitual suéter negro de capucha, dejando unas bolsas en el suelo sin percatarse de mí todavía.

Al verme se quedó paralizado, como si no pudiera creer que soy yo. ¡Es él! ¡El chico de la capucha negra! Su pelo castaño en puntas, su cuerpo delgado pero musculoso, un rostro de modelo y los ojos más bellos que he visto, color oscuro, profundo.

—Ya veo que has despertado. —Dice sin apartar la mirada de mí, yo en cambio, solo asiento.

— ¡Aquí está el desayuno! —Comenta Natasha al entrar de nuevo a la sala de estar, el chico misterioso y yo captamos su atención, ella nos mira a ambos—, ¡Oh, Paulina! Ya conociste a mi hermano, él es Yago. Yago, ella es Paulina.

Así que su nombre es... Yago.

Ambos volvemos a vernos fijamente, Yago asiente con la cabeza hacia mí como un vaquero, hago lo mismo.

"El chico de la capucha negra" (MINI - NOVELA) ~TERMINADA~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora