Parte 16

425 22 12
                                    

Hace unos días, Michiru y yo finalmente fuimos a inscribirnos al famoso Colegio Mugen y, apovechando nuestra visita a ese misterioso y tétrico distrito, pasamos a ver los departamentos, pues ya es un hecho que mientras esta misión termina, viviremos ahí para tener bien vigilados de cerca a los enemigos.


En verdad es un lugar obscenamente lujoso y caro. Tanto así, que hay suites que tienen su propia alberca dentro. Cuando Michiru vio ese detalle, sus ojos se abrieron de par en par y se llenaron de luz, porque ella ama nadar y en el agua se siente en su elemento.

Mi prioridad es su felicidad y quiero hacerle lo menos amargo posible este trago que estamos a punto de pasar con las duras batallas que seguramente nos esperan, así que estoy dispuesta a hacer cualquier cosa que la haga feliz.

Por eso, al ver su expresión, decido tomar una de esas suites con alberca, sin importar el precio, pues finalmente mis patrocinadores correrán con los gastos, ya que no pueden decirle que no a su piloto estrella.

Ahora estamos guardando en maletas y cajas las cosas que nos llevaremos. Al entrar a la habitación donde están mi piano, el violín y las pinturas de Michiru, veo a mi sirena con una mirada triste, observando con nostalgia y cierta tristeza su instrumento favorito, sus lienzos y los pinceles con los que sus habilidosas manos crean las más hermosas escenas.

Seguramente se está despidiendo temporalmente de ellos, pues ahora que regresaremos a las clases y que estaremos más enfocadas en la misión, nos quedará poco tiempo para esos pasatiempos y para nuestras cosas personales.

Eso la debe hacer sentir melancólica, pues bien sé que uno de sus mayores sueños es poder disfrutar de esta vida, que es una nueva oportunidad para nosotras, como una chica normal, sólo con las actividades y preocupaciones propias de nuestra edad, sin el peso enorme que supone la responsabilidad de salvar al mundo.

Por eso, estoy dispuesta a hacer todo lo que sea necesario, todo lo que ella me diga para derrotar a esos Cazadores de la Muerte y restaurar la paz, para así poder disfrutar sin preocupaciones de la vida que hace poco iniciamos juntas, por fin, después de una milenaria espera.

- Michiru - le digo al oído acercándome desde atrás para abrazarla por la cintura - ¿qué es lo que hace que un bello ángel como tú tenga esa mirada triste?
- Haruka - responde ella con un pequeño sobresalto, ya que no esperaba que me acercara repentinamente - no... no es nada...
- Vamos, en este breve tiempo te he podido conocer lo suficiente como para saber que algo no anda bien...
- Creo que no puedo mentirte, ¿verdad? - me dice girando para quedar frente a mí y rodear mi cuello con sus brazos mientras une su frente con la mía.
- No... he aprendido a leerte, mi bella sirena. Además, sabes que puedes confiar en mí y contar conmigo.
- Pues - dice luego de lanzar un profundo suspiro mientras oculta su cara en mi pecho, como buscando refugio y protección - pensaba lo mucho que extrañaré este oasis de paz y tranquilidad que he tenido estas semanas a tu lado... al estar aquí, contigo, aunque algunos monstruos han aparecido y hemos seguido investigando, pude olvidarme un poco de todo lo que implica nuestra misión... pude sentirme como una chica normal, como una chica enamorada, con sueños e ilusiones, con planes a futuro, con la promesa de una vida junto a ti... y pronto todo eso quedará atrás.
- ¡Ey! - le digo tomando su rostro por la barbilla para hacer que me vea a los ojos - te prometo que juntas lo lograremos. Venceremos al mal y podremos tener esa vida que deseas, que deseamos.
- Espero que así sea... y es que, la verdad, aun si lo logramos, tengo miedo de que todo vuelva a ser como antes y debamos estar separadas como en el pasado.
- Eso no va a suceder, yo no pienso dejarte, pase lo que pase.
- ¿Sabes? A veces recuerdo lo sola que me sentía, lo mucho que te extrañaba y ahora que te encontré en este mundo, no quiero volver a vivirlo... no quiero perderte, Haruka - me dice mientras sus ojos comienzan a humedecerse y yo no puedo hacer nada más que abrazarla.
- Michiru, te prometo hacer todo, hasta lo imposible para permanecer junto a ti... Y no sé si sea bueno o malo, pero yo sigo sin recordar prácticamente nada... ¿Tú podrías ayudarme a hacerlo? Me gustaría conocer todo lo que vivimos para entender mejor lo que debemos vivir ahora.
- Podríamos intentarlo, con el espejo - me dice, aunque hay algo de duda en su voz, pues tal vez no quiera que recuerde ese doloroso pasado.
- Si lo logramos, tal vez así pueda ayudarte mejor a lograr nuestro objetivo.
- Bien, si así lo deseas, entonces será lo primero que hagamos al terminar con la mudanza - me dice ya un poco más animada.

El amor infinito entre el cielo y el marWhere stories live. Discover now