Pleasure room #07 - Sweet Revenge

3.3K 94 26
                                    

Dodo x I.M | 2019.10.19



Chang Kyun cogió aire. Despacio, muy despacio. Tan despacio que su pecho apenas se movió.

Prácticamente ese era el único movimiento que podía hacer, el de llenar los pulmones de aire. Estaba muy bien atado y las posibilidades de liberarse del agarre que ejercían las ataduras y de abandonar la posición en que éstas le tenían era, más que escasa, completamente nula.

Sus piernas estaban completamente abiertas, con cada una de sus pantorrillas atada a una de las patas de la mesa sobre la que estaba tumbado. Su torso estaba también inmovilizado. Sus brazos se encontraban colocados por encima de su cabeza, posicionados ambos en forma de L de tal modo que Chang Kyun podía tocar con sus manos el codo del brazo contrario. Ambos estaban atados entre ellos de forma magistral y, a su vez, una cuerda se unía a las ataduras de sus brazos y pasaba por debajo de la mesa hasta el extremo contrario, donde terminaba de unirse justo en la base de su pene. Tan tenso que solo necesitaba mover los brazos un milímetro para que empezara a doler.

Estaba desnudo, expuesto y abierto a cualquier cosa que Dodo quisiera hacerle.

Aunque, en ese instante, lo único que buscara la muchacha fuera comer.

Ese era el motivo por el cual Chang Kyun estaba atado a esa mesa y por el que no tenía permitido moverse ni un centímetro: La totalidad de su torso había sido llenada con piezas de sushi que Dodo se estaba comiendo con una lentitud exasperante.

Apenas quedaban unas pocas piezas de comida ya, pero a Chang Kyun aquella cena donde solo comía Dodo se le estaba haciendo muy eterna. Como cubiertos Dodo estaba usando unos palillos de metal que cuando rozaban con la piel de Chang Kyun le provocaban escalofríos, y Dodo lo estaba haciendo a propósito porque lo sabía. Porque era divertido ver cómo Chang Kyun, quien solía ser tan altivo y tan orgulloso, perdía la compostura por algo tan simple.

Quién le hubiera dicho que el hecho de que Chang Kyun hubiera aparecido por la mansión estando drogado iba a ser tan tentador. Todos sus sentidos estaban intensificados y Dodo se estaba aprovechando de eso tanto como podía. Ese era su castigo por ser tan desobediente y por empeñarse en desafiarla una y otra vez. Él intentaba fingir que nada de eso le afectaba, pero cuando los cubiertos rozaron ligeramente su pezón izquierdo, terminó soltando un sutil suspiro que incluso a él mismo le sorprendió. Dodo le sonrió en respuesta. Chang Kyun siempre había sido tan bonito a la par que rebelde que era imposible resistirse a sus reacciones, no cuando le era tan complicado hacerse el difícil cuando todos y cada uno de sus sentidos estaban intensificados.

Resultaba tan adorable que Dodo pronto desvió la vista hasta el pecho de Chang Kyun un instante, para tener una visión clara de lo que estaba haciendo y poder repetir el gesto que había alterado ligeramente a Chang Kyun. Esa vez, sin embargo, no rozó esa parte del cuerpo del chico. A cambio, atrapó el pezón de Chang Kyun como si fuera otra pieza más de comida, tironeando de él hacia arriba un poco antes de hacer contacto visual de nuevo con los ojos de Chang Kyun para ver su reacción, quien había tenido que hacer un esfuerzo monumental por no moverse, por no reaccionar.

Los jadeos del chico a veces se convertían en gemidos, obligándole a abrir mucho más la boca mientras sus ojos se entrecerraban, susurrados con esa voz tan grave que causaba escalofríos en ella. Era una obra de arte, Dodo no podía pensar en otra cosa mientras usaba la punta de sus palillos para estimular uno de los pezones del chico, para frotarlo con insistencia, para pellizcarlo y tironearlo a ratos. Una y otra vez mientras el cuerpo de Chang Kyun temblaba y las cuerdas rozaban su piel a cada milímetro que se movía. Había un reguero de saliva naciendo en la comisura de su boca y deslizándose por sobre su piel. Tan dulce cómo se escondía parcialmente detrás de sus brazos en un intento de que Dodo no viera qué tan desesperado estaba.

You make me wet by your under  » MONSTA X. KINKTOBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora