❛0029.❜

21 9 1
                                    

—andrik.

La luz del Sol pegaba con fuerza en mi rostro haciéndome fruncir suavemente el ceño pues había pasado despierto toda la noche y el sueño me estaba matando. Todo mi cuerpo estaba temblando, acabandome el último cigarrillo de la cajetilla.

Entré a esa cafetería a la que Jaime y yo solíamos ir cuando salíamos del turno nocturno, me acerqué lentamente a la chica que estaba en el mostrador e intenté poner mi mejor cara después de una larga noche.

—ricky.

Había pasado a recoger a Jai después de su turno, estábamos desayunando en una cafetería que estaba no muy lejos del hospital —cerca del estacionamiento de ambulancias.— entonces no teníamos que ir muy lejos.

—¿Tú lo vez mal? —preguntó Jaime señalando al chico alto delgado que estaba de espaldas.

Volteé a verlo, dándome cuenta en unos pocos minutos que se trataba de Andrik.

—Para que miento. —suspiré. —Si, se le ve mal. —dije desganado siguiéndolo con la mirada hacia la mesa donde se iría a sentar.

Sus mejillas estaban un poco más ahuecadas, sus manos se veían delgadas y muy temblorosas, su cabello estaba un tanto más largo y sus ojeras estaban más notables.

—¿Dónde está Devin para que lo salve? —pregunté con algo de rabia.

Ella levantó los hombros sin apartar la mirada de Andrik. —Ya, sigamos comiendo, creo que ya nos vió.

Volví a mi taza de café con ese extraño sentimiento —que no, no es amor.— que tenía siempre que veía a Andrik, un peculiar ardor como si lo necesitara junto a mí pero a la vez lo quisiera lejos de mí por motivos idiotas, lo había alejado de mí.

Dirigiendo la mirada hacia él en algunos pequeños momentos, viendo como miraba a los demás con un extraño odio en su mirada aunque también estaba cargada de angustia.

—He pensado en llamar a un centro para que lo ayuden. —murmuró Jai.

Reí. —Ni loco iría, piénsalo bien.

—Es por su propio bien, odio tener que verlo en ese estado. —dijo dejando su plato vacío junto con la taza en frente de si misma.

Ambos no levantamos, los dos mirando a Andrik como si fuera el único que estaba en la cafetería, él nos miró a ambos y su ceño dejó de estár fruncido más se le llenaron los ojos de lágrimas.

—Vamos, camina, sal rápido. —exclamé rápidamente empujando suavemente a Jaime fuera del lugar.

Ella salió caminando rápidamente sin mirar más al chico. —¿Qué sucede? ¿Porqué me empujas?

—Porque estaba a punto de decirnos algo o probablemente romper en llanto. —señalé el lugar.

ɴᴜᴍʙ┊ʀɪᴄᴋʏ ᴏʟsᴏɴ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora