❛0010.❜

48 9 0
                                    

—la canción de multimedia.—

—dos meses después.
—andrik.

Entré al lugar que estaba a punto de dejar, mis manos temblaban más de la cuenta tal cual un vibrador, mis ojos tenía unas ojeras inmensas, mi cabello está despeinado, nunca he estado peor.

—Chris. —saludé al enfermero que había entrado hace dos meses al hospital.

Volteó a verme con una sonrisa ladina que rápidamente se apagó a un rostro de preocupación. —¿Qué sucede? ¿Estás bien?

Negué y estallé en llanto abrazando su torso, apegándome a él. Necesito al chico del cual me había enamorado en ese accidente, necesito ese maldito olor que me volvía loco.

—Voy a renunciar. —murmuré.

—¡¿Estás loco?! Todos te quieren mucho aquí, eres un enfermero increíble. —sonrió revolviendo mi cabello. —Jaime te describe como excelente.

Jaime.

—¿Dónde está ella? —pregunté evadiendo el tema.

Christopher señaló un pasillo, el que daba a los lockers y finalmente a unas escaleras para el estacionamiento. Asentí con la respiración agitada y comencé a caminar hacia allí, un lugar grande donde no había gente la mayor parte del tiempo.

—Jai!—abrí la puerta rápidamente y volteé a verla, bueno, verlos.

Mi corazón se agitó más de la cuenta.

—¿Jaime?

—¿Andrik? —preguntó Ricky.

La chica se levantó rápido acomodando su uniforme, mirándome con pena y remordimiento. Talvéz no existían ninguna de esas dos cosas en ella.

—Tenía razón. —murmuré jalándome el cabello, ahogando un grito con el nudo en la garganta.

Ricky se acercó a mí, intentando tocarme. —An…

—la canción juju.—

Me aparté y volteé a verlo con los ojos llorosos y tembloroso. —¡DOS MESES, PENSÉ QUE HABÍAS MUERTO! —grité con mi voz quebrada. —Nunca me había enamorado tanto de alguien y ahora me doy cuenta de las palabras que mi padre me dijo.

Ricky me miró con susto, no estaba bien y eso lo sabía. A la mierda todo. —Lo siento mucho, he estado jugando a ser alguien y no ayuda mucho.

Reí de forma irónica y bajé la mirada. —Sentí algo especial, cuando me besaste esa vez en la habitación, ¡Eso me sigue jodiendo la cabeza!

Rápidamente corrí fuera de la habitación, caminando de forma rápida hacia la oficina donde estaba el jefe del hospital. Necesitaba renunciar de una maldita vez, más de dos años aquí y ahora lo único que necesito es irme, desaparecer.

—ricky.

—Cuéntame de él. —murmuré con dolor.

Ella asintió y me hizo un espacio en la banca de madera para que tomara asiento.

—Andrik Milosalvjević, un chico con padres serbios pero creció aquí en Pensilvania. —sonrió. —Su padre le dañó mucho la mente, agredía de él físicamente y sexualmente, le decía que todos lo odiarían y nadie le guardaría afecto solamente porque él no se lo tenía. Su padre era un oficial de policía, un imbécil que ya murió.

—Joder. —murmuré nuevamente.

Ella asintió. —Es un chico tímido, creo que fuma, no lo sé, es increíble tocando bajo…—rió. —desde que recuerdo, siempre ha sido así.

ɴᴜᴍʙ┊ʀɪᴄᴋʏ ᴏʟsᴏɴ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora