Capítulo 13:
Llego prácticamente embobada en su casa. Rozo sus dedos contra sus labios, la había besado.
Bueno literalmente, y aunque no lo sintió, debió ser perfecto su contacto; suspiro nuevamente y sonrió para sí misma al recordar esos hermosos ojos verdes, y se maldijo mil veces por no saber su nombre.
El chico de los ojos verdes.
Saco sus llaves y entro a la casa, mojada desde la cabeza a los pies.
- Te tomaste muy en serio lo de "ve a la playa" - dijo Sonia. Sam asintió.
- Iré a darme una ducha. - respondió.
Fue a su habitación, se sacó la ropa y se sumergió en la bañera mientras sonreía levemente, esperaba verlo otra vez.
No se imaginó que sería algo mucho más fuerte que una simple mirada; estaba a punto de vivir el verdadero amor no el que apresa y te obliga, sino, el más mágico amor verdadero.
***
La noche llego.
Keaton estaba en su cama con el teléfono en sus manos. Desesperado por encontrarla, caminaba de un lado a otro como si fuera hacer un agujero en el piso, sus pupilas se dilataron
"deje su mensaje después del tono."
Esta vez, no sonó. Totalmente fuera de servicio, ¿de qué le servía ir a su casa? ella ya no estaba.
Se fue a la cama llorando de frustración, lleno de rabia; pero sobre todo de dolor.
Se había enamorado de ella y ahora corría la suerte de perderla. Cada minuto se sentía más solo, más frustrado; la extrañaba como el aire que respiraba. Cada vez que pensaba en aquella posibilidad trataba de olvidar y engañarse a sí mismo; ella regresaría y todo sería como antes.
***
La mañana llego. Esta vez se levantó temprano; amaneció pensando en Keaton otra vez, nuevamente lloro abrazada a su almohada. Odiaba ese sentimiento.
Tranquila Sam, no durara mucho. Ya sabes lo que dicen: "Un final significa un nuevo comienzo."
Se dio una ducha corta después de que fue a la playa con su madre y Sonia. Fue con la ilusión o esperanza de encontrarlo nuevamente y preguntarle su nombre, pero, no lo vio.
- ¿Iras al centro comercial? - pregunto su madre.
- Si - dijo Sam cogiendo su bolso - quiero un disco nuevo y podría caminar un poco.
- Me parece perfecto - dijo Sabanna.
- Tomaré un taxi. Adiós - se despidió de su madre y salió de la casa.
Odiaba estar encerrada, eso la torturaba aún más cuando pensaba en Keaton. Quería salir y tomar aire, tal vez un refresco helado podría hacerla entrar en razón.
Tomo un taxi, se colocó los lentes de sol y se dirigió al centro comercial.
Hacía calor, su vestido se removía con el aire; camino por diferentes tiendas, lento, observando todo. Hasta que al fin encontró la tienda de discos, entro en ella. Había regular de gente.
Comenzó a ver discos de rock, música lenta, y continuo. Algunas pistas, la hacían recordar a Keaton; negó con la cabeza un par de veces, por más tristeza que sintiera lo olvidaría. La venda ya no seguía cubriendo sus ojos.
De repente, choco espalda con espalda con alguien. Giro para disculparse, ya que, a la persona se le habían caído unos cuantos discos.
- Lo lamento - dijo Sam y luego vio esos hermosos ojos verdes frente a ella, mirándola fijamente con esa tierna y perfecta sonrisa. Involuntariamente ella esbozo media sonrisa.
- no te preocupes - dijo el muchacho. - Samantha, ¿verdad? - recordaba su nombre. Sam asintió.
- si - dijo ella - ¿trabajas aquí? - dijo viendo su camiseta de la tienda de discos.
Unos lindos Jeans y unas zapatillas viejas con aquella linda camiseta negra con el logo de la tienda, ¡que tonta, era obvio!
- no - dijo él - estoy comprando un árbol de navidad - dijo sarcástico. Luego ambos rieron.
- sí, que tonta - dijo ella avergonzada mientras reía nerviosamente.
- bien... - dijo él - yo lo siento - se disculpó - iba distraído - recogió los discos y los ordeno - ¿te puedo ayudar en algo? - pregunto amablemente.
- amm... ¿tienen el último disco de Radiohead? - pregunto Sam. El chico asintió.
- sígueme. - ella lo siguió hasta la sección de alternativo. Él saco un disco de los mostradores y se lo entrego - ¿te gusta Radiohead? – pregunto. Sam sonrió tímida.
- no - dijo ella - solo lo compro para preparar avena - dijo sarcástica. Ambos rieron nuevamente.
- lo sé, que tonto – otra vez rieron juntos. Se miraban como tontos. ¡Ya dejen de actuar así! - ¿quieres que lo pruebe en la rocola? – pregunto. Ella asintió y este lo deposito en la rocola, la música comenzó a sonar.
- ¡oh, me encanta esa canción! - dijo él.
- True Love Waits, claro. Es muy buena - dijo ella. Luego se miraron fijamente.
- Your tiny hands and crazy kitten smile - cantaron juntos una vez que la música sonaba.
(http://www.youtube.com/watch?v=v0cC-7J_wi8)
- llevaré este - dijo ella evadiendo su mirada, estaba nerviosa. Él sonrió y lo retiro de la rocola.
- de acuerdo, ven conmigo - ambos fueron a la caja.
Ella coloco treinta dólares sobre la caja registradora, el cual era su precio. Pero, él solo tomo quince.
- creí que estaba treinta dólares - dijo Sam confundida.
- si. Pero, a ti te hice mi descuento de empleado. Así que, está a mitad de precio.
Me has caído bien, Samantha- dijo él. Ella sonrió como tonta mientras guardaba el dinero en su bolso.
- de acuerdo - dijo Sam - gracias... - era el momento perfecto - gracias... - aún no decía su nombre - no sé tu nombre – dijo al fin.
- ¿quieres saber mi nombre? - pregunto él entregándole el disco. Ella asintió tímida- así podrías perseguirme y tener a alguien que te salve cuando te ahogues - ambos rieron.
- que vergonzoso - dijo ella – pero, tampoco te seguiría eh - dijo bromeando.
- Christopher Ross - dijo dándole un beso en la mano para hacer una pequeña reverencia. Se sintió una princesa en ese instante. - a su disposición Señorita...
- Montgomery - termino la frase y retiro su mano totalmente ruborizada. - gracias por el servicio, Chistopher- dijo ella - hasta pronto - le dedico una tímida sonrisa y luego giro para irse.
- Gracias a ti - dijo él viendo cómo se alejaba - ¡Sam! – grito. Todos voltearon, ella giro a verlo - te veo en la playa - ella asintió.
- Adiós - y salió de la tienda.
Sintió que moría en ese instante.
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Novio Obsesivo y Agresivo
Fiksi PenggemarLa miraba con esos ojos que parecían angelicales, ella suspiraba y nuevamente lo perdonaba.