El primo prófugo

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—Prometió ya no hacerte llorar— fue lo que respondió Kibum cuando le cuestionó sobre la repentina aparición de su amigo en la cocina de su casa.

Baekhyun se quedó mudo, pues la saliva se le atoró en la garganta obligándolo a carraspear. Mierda, él había llorado horas antes de la llegada de su padre y Chanyeol se comportó de una forma tan dulce y tierna que ahora tenía un poco de sentido.

—Aunque también lo amenacé un poco si rompe su promesa— continuó.

—E-Está bien —pronunció cuando estuvo listo para hacerlo—. Gracias papá.

Al día siguiente, su padre no tenía por qué compensarlo, pero Kibum se sentía culpable por dejar que su hijo fuera al aeropuerto sabiendo que no soportaba lugares como ese, de modo que el buen hombre dejó que Baekhyun se tomara el día.

Kibum había prometido a sus sobrinas llevarlas de compras y a pasear por algunos lugares populares en Seúl y aunque su hijo siempre estuvo incluido en el tour, decidió que se quedaría en casa y los esperaría en la comodidad de su habitación.

Ese día no habría primas molestas y lamentablemente tampoco habría Chanyeol, el mayor le había enviado un mensaje donde le explicaba que tenía cosas importantes que hacer y que iba a procurar arreglarlas ese día para pasar los demás con él.

Dadas las circunstancias, el plan del día era permanecer acostado en su cama escuchando música, viendo televisión o revisando sus redes sociales, siendo las bajadas a la cocina y el camino al baño su único ejercicio. De este modo vinieron a él las palabras de Jane sobre que estaba rellenito.

Un poco de curvas no le hacía mal a nadie ¿o sí?

En fin, tal vez un día de esos saldría a correr por las mañanas, aunque aquella idea no le parecía atractiva.

Habría permanecido todo el tiempo en cama si no hubieran tocado la puerta de su casa repetidas veces, así que se arrastró hasta abrirla y comprobar porqué esa molesta persona parecía desesperada en que lo atendieran.

Ahí en el umbral de su casa se encontraba su primo Minseok, un pequeño hombre de cabellos negros que lucía cansado o más bien muerto, ya se había topado con una situación similar en el pasado, de ahí que tenía una vaga idea sobre lo que hacer al respecto.

—Hola Baek—el pelinegro dejó de sostener su maleta y se lanzó para abrazarlo con fuerza.

—¿Min? —pronunció mientras correspondía a la muestra de afecto. El hombrecito en sus brazos se vio obligado a separarse de él y luego le pidió con amabilidad que lo dejara pasar.

Sólo que Baekhyun estaba un poco en shock, ese no era el Minseok que conocía.

—Creí que llegabas mañana—lo siguió hasta la sala, donde el aludido se dejó caer sobre uno de los sillones. Traía puesto un pantalón de vestir color negro, su camisa blanca con las mangas recogidas y una corbata que estaba holgada, su cabello estaba algo despeinado y bueno...era sospechoso dado que su primo siempre solía dar una imagen pulcra y perfecta.

—Decidí venir lo antes posible, necesitaba descansar, el trabajo es...pesado—murmuró tallándose la cara con las manos, como si esperara que esa acción borrara el aspecto cansado de su rostro.

—Debiste llamar, te hubiera ido a recoger—habló sentándose al lado de él, le acarició el hombro pues parecía que Minseok necesitaba un poco de consuelo. Se llevó una sorpresa al sentir lo tensó que estaba su primo.

—Todavía sé moverme en Corea—soltó una sutil risa que para nada llenó sus bellos ojos rasgados.

No era un comportamiento normal por lo que se asustó. Le daba la impresión de que algo estaba afectando a su primo al nivel de desestabilizarlo por completo.

¿Me prestas a tu novio? [ChanBaek/BaekYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora