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—¿Entonces? —vi a Clint.

—¿Qué?

—¿Qué harás ahora, que el amor de tu vida —dijo lo último con sarcasmo— se va a casar?

—Nada, morir sola tal vez —me tomé el vodka de mi vaso.

—Lisa, por favor, ya date cuenta que él no es el amor de tu vida —fruncí el ceño.

—¿De qué hablas? Claro que lo es.

—No es que él sea el amor de tu vida, es sólo que no has tenido a nadie más para poder darte cuenta de la realidad, has vivido toda tu vida con la ilusión de que él es el hombre perfecto para ti que no has volteado a ver a nadie más.

Me quedé en silencio, no sé qué responder.

—Lisa, tienes que olvidarte de él, seguir con tu vida, dejarlo ir, él nunca te ha amado y nuca lo hará.

Jamás pensé que Clint, mi amigo Clint, fuera capaz de hacer algo tan cruel cómo esto.

Sé que está diciendo la verdad, pero suena tan, pero tan cruel.

Lo vi con lágrimas en los ojos, tomé mi bolsa y me dirigí a la salida del bar.

—Lisa, por favor nena, no te vayas —lo ignore y me fui de ahí.

Más Álla [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora