🌼||Cherry Milk - RusVene|| 🌼 [TERMINADA]

1.

Era una mañana tranquila , el Veneco se encontraba durmiendo plácidamente al lado de uno de sus mejores amigos; Rusia. Cada uno dándose su propio espacio , más por parte del Eslavo al no querer incomodar al más pequeño.

Uno de ellos oyó como la puerta de aquella habitación era abierta lentamente; Era el hermano menor de Venezuela , Colombia , quien les había traído un pequeño desayuno seguido del molesto flash de su teléfono.

La noche pasada ambos países se habían pasado bastante con las bebidas,  más Venezuela, no lo recordaba pero de no ser por Rusia estaría durmiendo en la mata de mango que tenía el gringo en el patio de su casa.

— Buenos Días — Musitó Colombia , intentando mantener un tono de voz relajado y no reírse en la cara del Venezolano.—

—Buenos días.. — Respondió el mayor de los hermanos , quien se cubrió con una almohada su rostro. Ahogando un pequeño quejido , puesto que Colombia había abierto las ventanas de la habitación para que entrase la luz natural— verga tu si jodes...

— Deja la amargura de lado —

El Colombiano había dejado en una pequeña mesa de noche aquella comida que había preparado para ambos , cosa que logró cautivar el olfato de el de estrellas.

— ¿Y eso que trajiste el desayuno? —

—Bueno , quise traerles un pequeño regalo por su matrimonio. —

— Ah... si, matrimonio; gracias chamo, huele divino. —

No había captado al principio, lo cual se podía interpretar por el sueño que aún cargaba encima. Hubo un silencio en la habitación,  hasta que el mayor le arrojó una almohada a Colombia , la misma que había usado para cubrir su rostro.

— ¿¡TU ERES MARICO O QUE?! —

—Oh vamos , admitelo , se ven lindos juntos. —

—¡Un coño e' madre! ¡Rusia , Dile algo! —

Ante tal grito que dio el Veneco el eslavo dejó de hacerse el dormido; se acomodó entre aquellas sábanas y se giró,  de modo en que quedase frente al menor, al cual abrazó desde su cintura.

—A mi me parece buena idea —Contestó aún adormilado , para después ocultar su rostro en el pecho del menor para continuar su siesta.—

Aquello había logrado hacer que el rostro de el tricolor pasase a ser únicamente de un fuerte color rojo.

— ¡No ayudas!

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