Desterrado en el olvidado jardín del Edén,
buscaba a su Eva,
y entre sollozos
permaneció en una eterna soledad.
Quería creer que era hijo
procedente del costillar
del David de Miguel Angel,
pero lo único que
contenía era
unos ojos puros y desafiantes,
unas lágrimas llenas de rabia ,
una sonrisa perfecta,
una mente brillante (...)
Y finalmente, en su tristeza
murió debajo del árbol
el cual contenía
el fruto prohibido.