La musa.

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El campo de girasoles, abría el camino a la musa de todo lo mundano en aquellos tiempos.

Poseedora de la muerte,

la vida,

el pecado,

la lujuria

y la luz.

El cielo,

de una tonalidad atlántica

y llena de profundidad y desamparo,

era de color azul avioletado,

por la violencia que abarcaba al presentar de vez en cuando los truenos y rayos,

que a veces reinaban sobre las tierras.

Aquella musa,

conocida sobre todo por la creación de las artes y la sensualidad, sostenía una pequeña flor,

cuestionando la poca belleza que contenía,

comparada con todo aquel escenario situado en el solsticio de verano de un año cualquiera. 

Luz de mi vidaWhere stories live. Discover now