Capítulo 7

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Estaba en casa mis abuelos, la llegada fue tan acogedora y a la vez agobiante, no me dejaron ni respirar con tantos mimos.

- Buenos días abuelo ¿Y la abuela?

- Salió a comprar semillas para el huerto.

- ¿Sola?

- Con unas amigas. ¿Xavier cuando vas a presentarnos a una chica?

- ¿Quieres conocer a mis amigas?

- ¿Así se dice ahora?

- No tengo novia abuelo, aún no llegó la indicada, paciencia.

- Ha veces pienso que eres marica.

- ¿Que dices?

- Nada, era un comentario sin más, gracias a Dios voy a tener bisnietos de mi nieto preferido, del mejor de todos.

- Claro, vamos a dar un paseo abuelo.

- Vale y así me cuentas como es la chica que te gusta ¿Por qué alguna ahí no?

- Sí, y es increíble.

Fui a comer una botella de agua por si acaso y salimos de la casa.

- ¿Y?

- ¿Y qué?

- ¿Como es?

- Es única, estamos en la misma clase, dibuja muy bien, tiene los ojos más cautivadores que existen, es hermosa.

- ¿Y está buena? -Dijo con naturalidad.

- ¡Abuelo! -Note como me ponía rojo como el tomate de la huerta por la que estábamos pasando en ese instante.

- ¿Que, a caso crees que yo de joven no me fijaba en eso? Hasta que me enamoré y dejó de interesarme todas, tu abuela era perfecta, no hay dos como ella.

- Es mi abuela no te lo puedo negar.

Pasamos la mañana paseando y después de comer con mis abuelos salí a tomar un helado, había un grupo de chicos y chicas hablando, me acerqué a ellos y los salude.

- Siéntate aquí con nosotros hombre que es algo aburrido estar sólo y más si conoces a Liliana, es más si no te sientas aquí nos vas a ofender, ¿Y te quedas mucho?

- Viene a pasar unos días sólo, me alegro de verte Liliana y gracias por la invitación David, pero voy a ir a caminar para aclarar mis ideas.

- Si nos cuentas quizás podamos ayudarte.

- No podéis, por que es cosa de amoríos.

- De eso entiendo yo. -David se auto señalo.

- No me entiendo yo, mucho menos otra persona, pero gracias.

- Xavier, luego me paso a casa de tus abuelos hace mucho que no se de ti.

- Como quieras estaré en hora y media ya en casa, vente a cenar y ve más ya sabes.

- Sí iré más tapada no voy a ir con este escote y mini pantalón, mataría a tus abuelos.

- Te espero en un rato.

- A mi no me invitas ¡en!

- Vale David, ven tu también.

- Adiós a los mudos también. -Dije a los otros tres chicos que estaban con Liliana y David.

Se despidieron con un movimiento de mano.

- Anda que no está bueno. -Oi a mi espalda a uno de los muditos y me volví.

- ¿Verdad que si? Pues inalcanzable para ti.

Le respondí al chico, tenía más pluma que un millón de gallineros juntos.

- ¿No te gusto?

- Pues no, la verdad.

- Imbécil.

- ¡Oyeme! A la próxima te parto la cara rubio pollo. - Dicho esto me volví y empecé a caminar.

Enamorado De Quien No DeboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora