Role-swap

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— No puedo creer que estés aquí en el espacio.

Pidge corrió hacia él en cuanto terminaron de luchar contra el pirata espacial que había seguido a Matt por error en un vano intento de tomar las recompensas de sus cabezas, tomándolo con apremio mientras sentía el suave cosquilleo de su cabello sobre su rostro. Su abrazo duró largos minutos en silencio mientras trataba de dilucidar qué es lo que había pasado y como luego de un año, pudo tener a Matt entre sus brazos.

Su hermano pequeño, el bromista malcriado que nunca podía quedarse callado estaba junto a ella en el lugar menos esperado de todos, en una base secreta de un planeta olvidado por los galras. La había encontrado en todo el universo como había prometido, antes de partir a Cerberos junto a su padre.

— Oh Katie, pensaba que habías muerto. — Un fuerte apretón en su cuello hizo el intento de quitar esas ideas de su cabeza. — No sabía si podría encontrarte antes de que fuera demasiado tarde...

— Está bien Matthew, estoy aquí. — Sonrió con dulzura mientras él se alejaba para limpiarse las lagrimas del rostro. — ¿Cómo me encontraste?

— Pues no fue nada fácil, pero te lo explicaré mientras nos dirigimos al castillo, creo que han pasado muchos quintantes desde que salí y deben estar necesitándome, ¿te parece?

— ¿Cuál castillo? — Preguntó sorprendida, Matt colocó sus manos en una pose que le hizo recordar a sus habituales estupideces de nerd. —

— ¿No has oído hablar de Voltron?

— ¿No son los rebeldes que han estado combatiendo al imperio galra durante unos meses? — Preguntó confundida, recordaba muchas veces haber bloqueado las señales de su nave en el espacio por petición de otros rebeldes, con tal de que los centinelas no los encontrasen por casualidad. —

— ¡Exacto! ¡Pues tu hermano es uno de los paladines!

— ¿¡Qué!? ¿¡Mi pequeño hermano ha estado luchando contra esos gatos alienígenas!?

— Y además visité una realidad alternativa. — Pidge casi cayó sobre la silla al escuchar aquellas palabras, Matt solo rio mientras ambos se dirigían hacia la salida del cuartel en cuanto recuperó la compostura. Algo en su corazón se apretó en preocupación, y envidia. —

— Eso es sorprendente... Y yo que decía que eran ridículamente brutos infiltrándose en las computadoras enemigas.

— Bueno, nunca fui tan bueno como tú, Pidge.

— Considerando toda esta guerra Matt, lo has hecho más que perfecto. — Una suave sensación de orgullo se infló en su pecho. —

— Gracias.

Detuvieron los propulsores una vez se encontraron en la superficie del planeta. Donde el león verde los esperaba con algo de curiosidad. Pidge se acercó con cautela mientras su hermano saltaba hacia todos lados contándole lo increíble que era pilotear aquella máquina de tecnología avanzada.

Pidge no podía estar más abrumada ante lo que le decía en tan pocos segundos, pero logró entender la mayoría gracias a su conocimiento y cercanía con ciertos conceptos desde su tiempo en el espacio. Estaba realmente orgullosa de todo lo que había conseguido su hermano.

— Aquí. — Matt abrió la cámara de pilotaje para que su hermana viese con mas cercanía el funcionamiento del león verde. — ¿No es increíble?

— Mas de lo que hubiera imaginado Matt... ¡Los alteanos tienen una tecnología tan elegante y sofisticada que me dan ganas de llorar! — Rio ante la emoción de Pidge, en pocos segundos, se acercó a los controles y encendió los propulsores. —

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