Capítulo 10

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Owen

Al volver a casa, mi mente no paraba de pensar en Livy, recordar su rostro angelical e inocente, me llenaba de ternura, quería hacer tantas cosas por ella y con ella, tomé el móvil a punto de llamar a mi hermana para pedirle consejo sobre que sería bueno regalarle. No quería presentarme simplemente con las manos vacías, tal vez unos chocolates o un pequeño gato, para que le hiciera compañía al otro escurridizo minino y así no se escapara de casa.

Le mandé un mensaje a mi hermana, ella era la indicada de sacarme de esta encrucijada.

*Jillie, necesito saber si le puedo regalar o no un gato a Livy*

Pasaron escasos dos minutos cuando recibí su respuesta.

*Hola, querido hermano, definitivamente no un gato, creo haber escuchado alguna vez que es alérgica al pelo de gato, o no le gustan o algo así*

Sonreí, vaya escusa que me había tragado con todo y pelos del supuesto gato imaginario, debería jugarle una pequeña broma, me presentaría con un lindo y adorable gatito para ver su reacción, pero si llegara a ser que en realidad es alérgica al pelo de gato, sería un comienzo de cita muy desafortunado, opté por no llevarle el gato.

*¿Qué sería bueno, unos chocolates o un pastel? En varias ocasiones la he visto comer algunos de ellos*

*Tampoco, los chocolates le dan insomnio, aun así, los come, pero al día siguiente amanece con un humor de perros, el pastel te preguntará qué están celebrando y me imagino que no van a celebrar nada*

Buen punto, nada de chocolates ni pastel.

*No quiero llegar así nada más, debo llevarle un regalo, algo que se te ocurra, tú sabes sus gustos*

*¿Quieres un buen consejo hermano? Livy no es como ninguna de las mujeres a las que estas acostumbrado, a ella no tienes que llenarla de joyas ni vestidos, a ella no la conquistas con regalos, sé tú mismo y no la decepciones, no necesitas nada más, no pretendas hacerla sentir interesada por lo que le quieras dar*

Por primera vez me importaba lo que pudiera pensar una chica de mí, en definitiva, me importaba mucho lo que Livy pudiera pensar de mí.

*Gracias Jillie, lo tendré en cuenta*

*De nada*

*¿Crees que el traje azul a rayas es el indicado? ¿De qué color irá vestida? *

*Es sorpresa y tienes trajes de donde escoger*

*Ella, lo que se ponga le queda hermoso ¿te ha preguntado algo sobre mí? *

*Cálmate quinceañero, lo sabrás todo a su debido tiempo*

*Está bien, esperaré*

Pasaron cinco minutos y recibí un nuevo mensaje.

*Una cosa más, no vayas a cagarla*

*¿Con esa boca besas a mi amigo? *

*Tu cállate*

*Será, no escribas; no te estoy hablando, te estoy escribiendo*

Me dejó en visto, suelo hacer enojar muy fácil a Jillie, la verdad es que puedo tirar al suelo todos sus argumentos. Di por terminada la comunicación, cuando ya no recibí respuesta, pero me sirvió de mucho, pude dejar de pensar en el dichoso regalo.

Subí a la habitación, como alma atormentada, aunque tenía muchos trajes, no sabía cuál ponerme, voy descartando de uno en uno, negro, demasiado formal, café demasiado informal, me decanté finalmente por el azul a rayas de tres piezas, formal y elegante a la vez.

¡Jefe, pronto seremos tres! (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora