Capítulo 20
Owen
El solo hecho de pensar que el día de mañana la voy a volver a ver, mi cuerpo se estremecía, me vibraba el pecho, sudaban las manos, fantaseaba a todas horas y que lo más probable fuera que le robara un beso, un beso de verdad de esos que te roban el aliento, te suben a las estrellas y te dejan en la orilla de un mar de remanso. Desperté con ánimos renovados, tomé una ducha, me vestí y salí al pasillo, tomaría un ligero desayuno y partiría a buscar el detalle que encargué.
La puerta de la habitación de Jeremy se mantenía cerrada, típico de él, toda la noche con el televisor encendido, mirando películas de comedia y de terror, me parece que a veces siguiera teniendo un hermano de doce años, Jillie me llamó dándome el número exacto de tamaño de anillo; un trabajo realizado en tiempo record, Jillie tenía sus métodos para engatusar a la gente, a veces me sorprendía de su nivel de convencimiento, me imagino que hubiera hecho de haber estudiado abogacía.
El clima era lo que había estado esperando sereno y hermoso, la tranquilidad llegó después de una noche helada, se respiraba un poco de frio aun, más era llevadero, llegué temprano a la empresa, deposité la orquídea blanca con tinte lila en el escritorio de Olivia, la flor me hacía recordarla, exótica, hermosa y suave, hoy era la cena en casa de mis padres, la invitaría a llevarla y después veríamos que pudiera llagar a pasar, ya quería romper todos los protocolos, poder presentarla delante de todo el mundo como mi novia, mi mujer, ya estaba preparado para todo lo que se veía venir.
Tomo el café mientras espero su llegada, ya muchos se encuentran en sus respectivos despachos, cubriendo sus puestos desde muy tempana hora, podría llegar a pensarse que nunca dormimos, estamos dedicados al cien por ciento de lo familiar, adopciones, divorcios, testamentos, secesiones, asesorías gratuitas, casos del estado y mucho más, estamos atendiendo las veinticuatro horas del día; de un momento a otro se puede presentar cualquier caso, estamos comprometidos a atender cualquier llamado.
Me encontraba ante un par de documentos relacionados a una demanda de divorcio y custodia no compartida, el caso se presentaba bastante complicado, la puerta comenzó a abrirse, escuché cuando entró a la oficina, dejé de verificar los documentos, no levanté la vista, sonreí y esperé a que me comunicara lo que teníamos pendiente en la agenda para el día de hoy, tenía conocimiento de cuanto trabajo teníamos el día de hoy, era rutina que se presentara en la oficina para darme un recordatorio de la agenda; nada inusual.
-Sí.
Ese sí, lo resumía todo, sonreí para mis adentros. La paz me invadió. Resuelto me levanté como un rayo, alcé la cabeza de inmediato para toparme con una sonrisa que iluminaba su rostro, tan guapa, tan tentadora, solo verla con una sencilla blusa blanca y su falda de tubo negra, había una luz y vitalidad a su alrededor que la hacía hermosa a otro nivel, todo esto en conjunto hicieron estragos en mis hormonas, se me aceleró el corazón y de un momento a otro ya estaba al frente de ella, instintivamente levantó el rostro mordiendo su labio inferior, la besé, cada vez que hacía eso me volvía loco, era como si me pidiera que yo también lo mordiera, que jugara con él como ella lo hacía.
Había empezado de pura felicidad pero en un segundo se había transformado en algo más profundo, por mi mente pasaron mil maneras de demostrarle cuanto deseaba que estuviéramos a solas. Tomé su rostro entre mis manos queriendo tomar todo de ella. Sus labios son mi lugar favorito, su sabor era delicioso, podría vivir toda una vida prendado de sus labios, adorándola. Ella suspiró y se apoyó en mí. Tracé su boca con la punta de mi lengua, gimió, apretó mi camisa, nunca había estado tan cerca del cielo como en ese momento.
Jamás había sentido antes algo así, como si no pudiera contenerme, era tan abrazador, tan sensual que podía sentir su cuerpo estremecer, el beso duró lo necesario y no porque no quisiera que continuara, el echo representaba un control que debía mantener de ahora en adelante, cualquiera podría entrar y sorprendernos en una situación vergonzosa y no quería que ella pasara por eso, la respetaba como para ponerla en semejante aprieto.
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¡Jefe, pronto seremos tres! (En Edición)
RomanceSinopsis Livy, Olivia Damschroder, una chica de veinticinco años, pensaba que después de una noche de alcohol en exceso y sexo seguro, no habría consecuencias, pero un par de semanas después se llevaría una gran sorpresa; con prueba en mano, ese mi...