Capítulo 11

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Owen

Muchas veces en la vida me había encontrado en la situación de tener que ir por una chica a su casa o de mandar por ella con el chofer, hubo pocas o muchas situaciones como esta, no me acuerdo de muchas y tampoco voy a empezar a contarlas, pero esta, esta ha sido la experiencia más alucinante de mi vida, no solo porque mi corazón se mueve en su dirección, es porque sin tener la plena convicción de que entre los dos llegara a ocurrir algo en el más remoto de los casos, no lo creía, y hoy lo estoy viviendo. Como si fuera un sueño hecho realidad, mi sueño hecho realidad.

Siempre pensando en ser el hombre con el que pudiera iniciar una relación verdadera y duradera, alguien que le brindara todo lo que necesitara sin llegar a cortar sus alas por sus metas a seguir, alguien que caminara a su lado tomados de la mano y que en el proceso ella también quisiera seguir mis pasos y caminara a mi lado en el trayecto que queramos que llevara la relación, y si esta llegara a ser esa oportunidad, lo iba a intentar con todas mis fuerzas, no voy a dudar en hacerlo de la mejor manera, las oportunidades se deben tomar desde el principio, no hay que dejarlas pasar.

Ya sabía que Livy era una mujer reservada, trabajadora e independiente, que no la podías impresionar con nada, que conocía la mayor parte de los restaurantes de la ciudad, ya fuera por cuestiones de trabajo o por gusto propio, era la mujer que necesitaba, que había necesitado toda la vida, no tenía más que buscar, solo le pedía al cielo que nada se interpusiera en nuestro camino hacia la felicidad.

Llegamos al restaurante italiano puntuales, bajo una atmósfera de relajación, el viaje en el auto aunque corto lo pasamos hablando de la situación en la que se encuentran sus padres, he de aquí la visita de su progenitora, le había pedido el divorcio a su padre, argumentando que este ya se comporta como un anciano y ella está muy joven para terminar sus días en un asilo, fueron las palabras de Livy refiriéndose a lo que le había contado su madre, su padre tiene cincuenta y su madre acaba de cumplir los cuarenta y tres, sí efectivamente son jóvenes a comparación de los míos, padre tiene sesenta y uno y madre cincuenta y siete, pensaron que sería bueno dedicarse unos años mutuamente y después de cinco años nacimos Jeremy y yo, dejando a Jillie como la pequeña de la familia.

Nos llevaron a la mesa que nos asignaron, noté que algunos hombres le dedicaron una mirada de admiración, aun estando acompañados, llegamos, se quitó el abrigo y mi impresión fue en aumento, espero que no haya notado que me la quiero comer con los ojos, hacer muchas cosas con ella, la ayudé a sentarse, tomamos las cartas y enseguida se presentó el mesero para anotar lo que pediríamos.

-¿Qué van a ordenar los señores?

El mesero no despegaba la vista de Livy, sin duda admirando su belleza, no sentí celos en ningún momento, porque ella me estaba mirando a mí con una gran sonrisa en sus labios, dándome a entender que podía pedir por los dos.

-La especialidad del chef y dos copas de vino blanco, por favor.

Le dije al mesero con la aprobación de Livy.

-¿Mi copa de vino la podríamos cambiar por una limonada con agua mineral por favor?

Todo esto lo dijo sin despegar sus ojos de los míos, me imagino que no quiere tomar vino por lo sucedido el fin de semana, la comprendo, pero una copa de vino no nos va a hacer perder el control, lo digo porque mi sistema no quiere meter la pata de nuevo, por así decirlo.

-Ya escuchó a la señorita.

Esperamos a que el chico que nos estaba atendiendo se retirara a hacer el pedido y continué con la conversación que habíamos interrumpido al llegar.

-Así que básicamente, tu madre le quiere dar un escarmiento a tu padre.

-Podríamos llamarlo de esa forma, ella puede ser difícil a veces, pero sabemos que va a regresar más temprano que tarde, no saben vivir separados por tanto tiempo el uno del otro.

¡Jefe, pronto seremos tres! (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora