Mi Kohai

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Mi nombre es Ochako Uraraka, soy estudiante de tercer año de la academia de héroes UA. Mis compañeros y yo estamos a mitad del primer semestre, lo que significa que es verano. Vivimos todos juntos en los dormitorios de la escuela, lo que lo hace prácticamente un internado, pero es todo para proteger a los alumnos de los villanos que buscan acabar con nosotros los futuros héroes. Sé que tal vez esperan que cuente mis grandes hazañas como heroína, pero no pretendo escribir ese tipo de cosas... YO SOLO QUIERO DESAHOGARME PORQUE NO LOGRO ENTENDER AL CHICO QUE ME GUSTA...

Todo comenzó esta mañana cuando uno de mis kohai me pidió ayuda con su entrenamiento sobre defensa personal. Estaba almorzando con Tsuyu, Mina, Lida y Deku en la cafetería, cuando de pronto el chico en cuestión se acercó a nosotras. Él se llama Kaito, va en segundo, es un chico de piel tostada, ojos marrones y cabello dorado, tiene el aspecto de un surfista, lo que combina con sus poderes de manipulación del agua. Nos conocimos en una de las pasantías, desde entonces tenemos una muy buena relación de kohai y sempai.

-Uraraka-sempai – me llamó Kaito, pese a su aspecto es un chico muy dulce.

-Oh, Kaito-kun, ¿Cómo estás?

-Muy bien, sempai, y ¿tú?

-Yo muy bien. Dime, ¿Cómo te fue en tu último examen?

- No muy bien sempai – dijo avergonzado -, perdí en mi último combate... - me compadecí de él –Es por eso que te estaba buscando sempai, ¿Podrías ayudarme con el combate cuerpo a cuerpo? Me dejaron sin agua, haciéndole a mis compañeros muy fácil el derribarme de un solo golpe.

- Ya veo. Me encantará ayudarte, ¿te parece hoy en la tarde?

- Muchas gracias, sempai – dijo tomando mis manos, lo que provocó que me sonrojara -. Soy muy feliz. Ya verás, no me volverán a vencer.

- Coff Coff – sentí a mis espaldas, era Lida que nos interrumpía para recordarnos que debíamos mantener la compostura. Al notar que Kaito seguía sosteniendo mis manos las aparté, en especial porque Deku estaba ahí, a mi lado. El chico que me gusta estaba viendo como alguien sostenía mis manos.

- N-No hay problema, nos vemos a las 5 de la tarde en el gimnasio.

- Okey, hasta luego sempai.

- Bye bye

Una vez que se fue, Mina, que estaba al frente mío, soltó un chillido.

-A ese chico le gustas – me dijo con todo el entusiasmo del mucho.

-Cla-claro que no, no digas esas cosas – tenía la cara roja de vergüenza, pero más que nada porque no quería que Deku escuchara ese tipo de comentarios.

- Claro que sí, eso de pedirte que lo ayudes es solo un movimiento – me dijo, guiñándome un ojo mientras yo seguía negándolo.

Miré a Deku de reojo, pero no pude ver la expresión de su cara, su flequillo lo tapaba, solo veía como los palillos se detenían en su boca. Aunque podría decir que se veía un poco sombrío, pero no estaba segura. Mina siguió molestándome hasta que Lida y Tsuyu la detuvieron. Deku no me dijo nada en todo el resto del almuerzo, quizás para no incomodarme, él siempre es muy amable.

Tan amable...

Tan valiente...

Deku me gusta, pero... ¿qué siente él por mí?, ¿qué habrá pensado de toda esa situación?

Llegó la hora de encontrarme con Kaito en el gimnasio, así que me fui un poco antes para calentar, grande fue mi sorpresa cuando encontré a Deku entrenando solo en él. Se estaba ejercitando en las barras, parecía muy concentrado en su entrenamiento, así que entré muy sigilosamente para no interrumpirlo, pero a la vez sentía una atracción muy hipnótica que me condujo hasta él. Estaba con el traje deportivo de la escuela pero aun así podía distinguir sus abdominales marcados, había ganado altura y peso desde el primer año, además su rostro se había hecho más maduro pero aun así su gesto seguía siendo amable, aunque en este momento era más bien cerio. Cundo me vio, se detuvo, se soltó y se dirigió a mí.

-Oh, Uraraka-san – me llamó sonriendo.

-Siento haberte interrumpido.

-No te preocupes, no me percaté de que ya fueran las 5.

-No, es que yo llegué antes.

-Ya veo, ¿vas a calentar?

-Así es.

-Entonces te dejo para que estés tranquila - cuando dijo eso sentí una opresión en el corazón, me pareció que estaba tratando de evitarme y no sabía por qué.

-Deku-kun – lo llamé sin pensar.

-¿Qué pasa?

-N-No es nada... - me sentía muy avergonzada porque en realidad no sabía que decir, aunque una cosa estaba en mi cabeza desde el almuerzo, me interesaba saber qué opinaba él sobre que Kaito me pidiera ayuda -, solo me preguntaba si podrías darme consejos sobre cómo enseñarle a alguien – inventé.

-Creí que como aceptaste tan rápido estarías segura de lo que hacías.

No supe como tomarme ese comentario, lo dijo con normalidad pero había algo extraño en él al igual que en el almuerzo, no pude descifrar qué era.

-Creo saber qué hacer pero nunca viene mal un consejo – dije en tono divertido, fingiendo indiferencia.

-L-Lo siento – dijo algo nervioso – Lo harás bien Uraraka-san, serás una muy buena entrenadora.

-Sí – le respondí con una sonrisa muy sincera, él me sonrió de vuelta aunque algo avergonzado.

-Uraraka-san, ¿qué harías sí... él ...eh – se veía incómodo mientras formulaba la pregunta – Uraraka-san, yo igual creo que le gustas a Kaito-kun.

Eso me sorprendió, enrojecí por completo.

-¿Q-Qué cosas di-dices, Deku-kun?, je, je, je – reí nerviosa. Así que él también piensa que le gusto a Kaito.

-Sé que no es de mi incumbencia pero...

-¡Uraraka-sempai! – justo en ese momento el aludido nos interrumpió con su eufórica entrada, era un chico con mucha energía -. Oh, Midoriya-sempai, también está acá – parecía contento de ver a Deku, pude ver que brillaban sus ojos con admiración. He notado que para los jóvenes estudiantes de nuestra escuela, hablar con Deku se considera un privilegio, no por nada está dentro de los mejores estudiantes de tercer año, si no es que el mejor.

-Sip, pero ya me iba Kaito-kun –El chico parecía algo decepcionado.

-Si quieres podemos pedirle a Deku-kun que se quede para ayudarte a entrenar igual – sugerí, pensé que le encantaría la idea, pero en su lugar negó con la cabeza.

-Me sentiré mucho más cómodo sí solo somos tu y yo, sempai.

Deku nos miró, primero a kaito y luego a mí, yo estaba roja recordando lo que él me acababa de decir y parecía hacerme entender con la mirada que estaba confirmado sus palabras. Pero yo no quería creerlas, pensar en eso me ponía nerviosa e incómoda. Y lo peor de todo es que era el chico que me gustaba el que me hacía entender que le gustaba a otra persona, ¿Qué querría decir eso? Estoy muy confundida.

Deku se despidió secamente de nosotros dos y desapareció detrás de la puerta del gimnasio.

Y ahora yo estoy en mi cama, abrazada a la almohada, tan confundida como hace un par de horas y al borde de las lágrimas.

¿Qué siente por mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora