Quinto.

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Era tarde en la madrugada, y BaekHyun no lograba cazar a morfeo y ponerlo en su cama. Estaba cansado porque todo el día había sido una locura, pero se sentía incompleto si no le daba las buenas noches a Ellie.

No le protestaba a su pandilla de abuelitos, pues el viaje se hizo con fines de diversión y nuevas experiencias, sin embargo... no le gustaba estar lejos de casa. Estaba teniendo el mismo problema que no lo dejaba ir a pijamadas en casa de sus amigos, era un nene llorón.

Dio una caminata que nombró lunar, le costó infiernos llegar hasta la el balcón francés con el que contaba el hotel, y pudo respirar tranquilo cuando recibió una brisa de aire fresco. Podía ver las luces artificiales y los carteles despampanantes incluso si estos quedaban a kilometros de distancia. Era una vista digna de fotografiar, lamentablemente no se animaba a regresar a la masa oscura que suponía su cuarto para buscar su la cámara. Prefería balconear, pensar sobre su ex novio que estaba de vacaciones en Dubai con su nuevo chico y replantearse la idea de seguir moqueando por aquél estúpido.

—Estaré a tu lado por siempre, BaekHyunee — repitió las palabras que años antes escuchó, se llegó a burlar y carcajear contra el viento.

—¿Qué haces despierto? — reconoció la voz al instante y sintió una presión en sus labios, era SeHun. Lo buscó asustado para asegurarse que no era una alucinación, que no estaba delirando por la tristeza y que no estaba inventando personas para conversar. —Aquí, corazón.

Siguió su voz y lo halló en un balcón vecino, había uno vacío que les impedia hablar claramente, así que se saludaron desde la distancia. Baek aún estaba avergonzado, pensar en el taxista descuidado sólo le hacía ruborizar. ¿Se habían besado? Aún podía tantearlo cerquita, pero preferia no indagar más en el sentimiento. SeHun estaba fumando y el humo ya trepaba hasta su balcón.

—Eso podría matarte, no lo hagas muy a menudo, SeHunnie.

SeHun apagó su cigarrillo, lo aplastó contra el barandal, ventilando el aire con sus manos después. Verificó con ojitos curiosos que la estela de humo no alcanzara a afectar a su nuevo amigo, no quería quedar mal (y tampoco quería ver a Baek toser).

—Lo que mi lord diga — canturreó. —¿No puedes dormir?

—No, tengo miedo, extraño a mi perro. —

SeHun se contuvo, iba a decir algo como: pero si el perrito eres tú. Tenía el comentario en la punta de la lengua, picándole con insistencia al ver a Baek despeinado y en pantaloncillos.

—¿Tienes mascotas? — se acercó lo más que pudo hasta el otro balcón, esforzándose por no perderse ni el sonido de la respiración contraria.

—Sí, tengo varios gatos. —

Se quedaron en silencio. Los dos estaban intentando palpar el cielo violáceo, colgarse de las estrellas y olvidar la tensión que habían sembrado. —Hermano, me siento algo solo. ¿Puedo ir a visitarte? —

No tardaron ni un segundo en encontrarse en la habitación de Byun. El conductor apareció en su puerta con el look más ardiente que pudiese existir. Y es que sólo estaba siendo él, con ropa deportiva que le hacía ver demasiado guapo. Cuando prendieron la luz del cuarto, cuatro ojos se encontraron confusos. Dos pares de pulmones incrementaron velocidad en el intercambio de aire. Sólo dos mejillas se fructificaron en cerezas, SeHun estaba tomando más color que cuando bebió con Baek.

—¿Por qué estás tan avergonzado? — quiso saber el más bajito.

—Es que estás muy lindo... quiero golpearte en la cara para que te detengas un momento.

BaekHyun forzó una mueca fea en la que arrugó su nariz, sacó la lengua para afuera y empleó su voz más graciosa. Su imitación a cara de papa:—Si me pegas voy a llorar. —

Oh carcajeó, echándose a la cama que más desarmada estaba: la de su amigo. Lanzó sus pantuflas por el aire y se hizo un gusanito de mantas. —Soy un bebé, soy tú —

—¡Yo no soy un bebé!—

—Extraño a mi perrito, quiero a mami
— dijo con la voz chillona, bajo la mirada divertida de Baek, quien se acercó despacito hasta el colchón y tomó un descanso encima de la uruga que había en su cama. SeHun se quejó, pero no intentó quitárselo de encima. —Estás pesado, debo dejar de amamantarte tanto.

El niñero de ancianos bostezó a la par que le propinaba un golpecito a SeHun. —Ya me agarró sueño, vete a tu casita.

—Acabo de llegar y curiosamente quieres dormir — suspiró, acomodándose sólo para hacerle espacio en la cama a su compañero. Se acostaron, cara a cara. Sintieron sus respiraciones fundirse y el aliento de cada uno, Baek a pasta dental, SeHun a cebolla. —¿Será que te relaja estar conmigo? —

Ciertamente, lo había dicho con la intención de juguetear y escuchar a Baekkie decir: ¡Yo no te necesito para dormir!

Pero, inesperadamente, no sucedió.

Byun se acurrucó en su pecho extenso, lo abrazó como pudo, bufó sobre su piel y le puso el corazón a saltar. Casi se le sale de la caja torácica. —Sí, estuve solitario toda la noche. No sé cómo seré capaz de soportar esto dos semanas, yo necesito cariño y ternura.

Luego de unos segundos congelado, SeHun reaccionó, encerró al ajeno entre la prisión de sus brazos y respiró el perfume que emanaba su cabello, casi como una planta aromatizante que relajaba cada uno de sus sentidos.

—Ya te acoplarás a esto, enano. Los días pasan rápido y quizás hasta te empiece a gustar salir de fiesta. Eres joven.

—No me hables como si fueras un viejo sabio — protestó, encajando sus dientes en el comienzo del cuello impropio. A SeHun se le subió el calor pero no comentó nada, sabía que estaban jugando. — hace mucho que no me siento joven, la noche que tuvimos tú y yo fue una gota de agua en el desierto. Pero apenas recuerdo algo.

—Debes aprender de Ellie, ¡arriésgate por lo que quieres!

Baek soltó un gemido frustrado, escondiéndose más entre el calor corporal que le daba su invitado, y las sábanas que lo mantenían dentro. Él quería estar en la cama con alguien, pegados como gatos de la misma camada; justo como ahora. Ya estaba bien.

—Me voy a quedar dormido aquí... — anunció el alto, estrechándose contra la otra anatomía sobre el colchón. —Dame un beso de buenas noches.

Byun se levantó de inmediato y Oh pensó que lo correría con un objeto punzante. Sin embargo, se llevó una segunda sorpresa. El tacto suave de los labios de su amigo sobre su nariz, luego en sus dos pómulos, y finalmente... después de mucho titubeo no verbal, en los labios. 

SeHun se entusiasmó y quiso pegarse más, humedecerse con saliva, agitarse y desaparecerse entre aquello que había deseado desde el comienzo del día. Pero no, Baek era un chico tímido cuando el alcohol no intervenía.

Un piquito les alcanzó para entenderse.

N/A: holaaa. ¿tuvieron una linda semana? tengan un buen viernes ♡
si publico un oneshot chanxiu, ¿le darían bola? estoy dudosa ya que no es una ship que gane mucho perooo.

Juventud、sebaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora