Tercero.

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Luces y pasos de baile.

Eso era lo último y único que recordaba de la noche anterior. Despertó y sin abrir los ojos, pudo estirarse como gatito en el colchón. Estaba tan cómodo en la cama que no le importaba si se estaba cayendo el mundo a su par, Baek sólo quería dormir junto al olor varonil que desprendían las mantas.

Pero él sólo usaba perfumes con fragancia a flores.

Se levantó como un trueno; buscando a su alrededor otras dos camas para asegurarse que era era la habitación que compartía con dos de sus viejitos. Nada por aquí ni por allá, sólo su ropa holgada colgada en la puerta del cuarto. Se exasperó al instante, lanzó las sábanas y notó que sus piernas estaban al natural... gracias a los dioses, llevaba ropa interior. Salió de la cama y el frío arremató contra su torso despojado.

"¿Qué voy a hacer? ¡Me van a despedir!"

Los comentarios pesimistas se retorcían por encima de sus orejas, y un nudo se ató en su estómago. No se había preocupado así desde la desaparición de su perrito. Recordando imágenes de su mascota, se puso al menos la prenda superior; la misma camiseta que usó la noche anterior y le llegaba hasta los muslos.

Viéndose patético, se encaminó hasta la puerta y revisó el número de habitación. 22. Él estaba quedándose en la 26, no debía estar muy lejos.

Sólo esperaba que sus jubilados se encontraran bien. Y hablando de encuentros, otra vez tuvo un cruce con el taxista inexperto. La jaqueca le afectó a un lado de la cabeza, y dejó morir en el aire un quejido largo.

—¡Despertaste! ¿estás bien? —no tardó en parlotear, aquél al que conocía como... ¿Sejoon? ¿Sehyun? Algo así.  —te traje jugo de naranja, dicen que ayuda cuando tomas mucho. Ayer estabas como un loco.

El más alto se mordió el labio inferior, y Byun juró derretirse, pero no era momento de conventirse en licuado.

—¿Qué es lo que exactamente pasó?— cuestionó con un tono quebradizo, le dolía la garganta; seguro había estado gritando.

Sejoon/Sehyun carcajeó. Entonces el pánico lo ablandó, casi se tira al suelo a pensar en cómo había perdido la virginidad con alguien a quien apenas conocía.

—No follamos.— aclaró su ajeno, como si le leyese la mente. Pudo respirar de nuevo, sujetando el vaso de jugo y sorbiendo con sed. —terminamos de bailar y pediste vodka, entonces te saliste de control. Fuimos a un karaoke y casi te vas a la casa de un motociclista que daba miedo... incluso le bailaste, te tocó el trasero, y no es por aguafiestas pero estabas fuera de tus cabales, así que te hospedé en mi cama.

Palideció totalmente, Baekhyun se conocía a sí mismo, todo aquello era imposible.

—¿Y por qué amanecí desnudo? ¿te aprovechaste de mí y de mi estado?—

—¡No!— gritó, alarmando al personal y servicio al cliente. —Yo soy un caballero, no por nada me llamo SeHun— ah, ese era su nombre —además, tú te desvestiste mientras te arropaba. Degenerado. — lo último lo dijo con un tono de voz bajito, con el rostro tomando color.

—Ya no quiero saber más, qué penoso soy.

—De hecho, fue sexy— declaró, revoleando los ojos para desviar el tema. —si te preguntas "¿dónde estarán mis dulces abuelitos?", te comunico que todos están bien. Ayer se oyeron ruidos extraños y me fui a quejar, eran ellos uniendo todas las camas para dormir juntos.

Baek rió, tenía que llegar a verlos para sacarles una foto antes de que alguno despertara. Pero antes, recuperar sus pantalones, las orbes oscuras de SeHun no eran muy cómodas. —Gracias por todo, Sehunnie. 

Caminaron juntos de regreso al cuarto del ex conductor, se vieron vestirse e hicieron silencio para evitar comentar algo fuera de lugar del cuerpo de cada uno.

SeHun tenía una estructura griega, habían destellos de Sol sobre su abdomen marcado, y su trasero eran dos nubes. Él era un cielo, y habría querido decírselo pero aún no había tanta confianza; no quería confundirse.

—Anoche hiciste sonidos de cachorro, ¿es algo tuyo o es porque estabas conmigo? — le preguntó el joven guapo desde el otro lado de la cama, acomodándose los pantalones de algodón.

—Seguro fue por ti, claro— Baek sacó la lengua e imitó a su perro cuando estaba sediento. Cesó su tontera, pues la mirada imponente y superior de su compañero lo hizo callar. No evitó sonrosarse, jugar con sus manos y carraspear. —Lo siento...

—No, no. Está bien, fue adorable, hermano— por no decir caliente, pensó Oh.

—Bueno, nos vemos más tarde, tengo que darles la medicina. — Baek hablaba de sus ancianos como si fueran bebés.

—Te huelo luego.

Ellie lo recibió con un abrazo y preguntas. Se juntaron en un círculo como grupos de la universidad, y charlaron acerca de la noche anterior. Cada uno había ligado con más de tres personas, Baek los felicitó a todos y les pidió detalles.

—Entonces se despidió de mí porque su padre la estaba esperando fuera de la disco, me dio su número de teléfono pero yo no sé cómo funcionan esas cosas...— Harvey se quejó de la tecnología, alegando que tanto desarrollo le robó la noche con una bonita muchacha de 20 años.

—Mañana les daré una clase sobre cómo utilizar sus móviles, no pueden seguir así. En estos días, si quieren salir a divertirse, deben ser precavidos. —

—Baek, suenas como mi abuelo.— comentó Ellie.

—¿Le viste cara de pterodáctilo al muchacho?—

—No, pero luce gay como Barney.

Juventud、sebaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora