Sexto.

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Entre cobijitas se levantó Baek. Una vez más, la fragancia varonil lo embriagó en un camino de besitos que percibía en su piel, asumió estar soñando por lo lindo del momento; pero al segundo recordó que SeHun se quedó a dormir con él la noche anterior. Abrió los ojos y encontró al taxista con las manos en la masa, su boca estaba llena de protestas, no podía pasearse por su mentón cuando él estaba inconsciente. Lo vio estirarse sobre su cuerpo, tronando su espalda y sacando a presumir su abdomen trabajado.

BaekHyun suspiró. Era intencional, lo sabía.

—Está mal — la voz ronca de Byun resonó en la habitación, y luego el sonido de SeHun cayéndose de la cama. —Es incorrecto que te aproveches de mi inocencia adormilada para saciar tus deseos, hombre inmundo. — dijo, alzando el mentón como si fuese un rey castigando a su servidumbre. Desenvainó su espada (imaginaria) y señaló al conductor con la punta de ésta, preparado para asesinarlo a sangre fría.

Para SeHun, la historia tenía otro color. Había un chico, con muslos que parecían malvaviscos, cara de cachorrito recién nacido y un cabello que apuntaba al mar y al sol. Se reincorporó en el suelo, arrodillándose ante la cama, lo que sería el trono de su rey.

—Disculpe mi indecencia, mi falta de honradez. Sólo quería apreciar de más cerca aquellos hilos de oro que lleva como melena, esos orbes estrellados que son las ventanas de su alma modesta. Quería preparar el desayuno y ostentarle a los otros criados, que yo, un caballero humilde, tuvo la oportunidad de timonear sobre las aguas satinadas de su piel. Gran Baekkie, castígueme sin benevolencia —

El diálogo de SeHun pasmó a Baek, su corazón se agitó y lo descolocó del papel. La escena era tan exquisita... la luz amarillenta bañando a su compañero, a su caballero. Y la manera en la que lo miraba, aún si estaban jugando.

Cambiaron de roles, ahora Byun era una damisela en un aprieto, debía ser rescatada de las garras de un dragón. El dragón era Oh, gruñiéndole que bajara de la cama hasta el piso... en la imaginación de Baek, quien se deslizó como el viento hasta tener las rodillas tocando el frío suelo. Se saludaron en su nuevo hábitat, diciéndole adiós a la cama que dejaron en ruinas.

—¿Estudiaste teatro? — cuestionó, ni la damisela, ni el rey; sólo el niñero de viejitos.

—No, pero en un momento fue algo que me apasionó, igual que la escritura. Lamentablemente, mis padres están muy de acuerdo con eso, y yo necesito desafiarlos. Tener un hijo taxista los hace agachar la mirada, es lo que quiero, ya sabes, hermano.

Hermano. Baek revoleó los ojos.

—Hermano, deberías seguir tus sueños. ¿Qué tan malos son tus papis?
— SeHun se sonrió cuando lo escuchó decir papis, de la nada quiso arrancarle la cara a besos.

—Vengo de una familia muy rica y respetada, ellos no aceptarían a alguien como yo, de hecho; no lo hacen. —

—¿Alguien como tú? —

—Gay, Baekkie. Soy gay. Ayer, el besito que me diste, me lo gritó en la cara por millonésina vez — A Baekhyun, realmente le sorprendió. Llegó a pensar que SeHun sólo no lo rechazó porque le quería, después de todo, no era como si hubiesen tenido sexo.

—Oh, es eso. Pues tus papis son idiotas, ya veo de donde lo sacaste — bromeó, ganándose un tirón de nariz por parte del taxista. Se miraron unos segundos y Baek se desparramó en el frío suelo. —ya verás que se soluciona, son tus padres.

SeHun lo vio tendido ahí, y sus padres estaban propinándole golpes por todas partes, él no debía pensar todas esas cosas.

No obstante, lo hacía. Y de qué manera.

Byun era diferente, no buscaba calentarlo todo el tiempo, no le sacaba provecho a cada pequeñez, era tan... distinto a todo lo que había visto. Tenía un sentido del humor fantástico, una risa encantadora, unos ojos que sonreían con amabilidad a cualquiera, simplemente; no podía creer que tuviera amigos. SeHun no podría ser su amigo, nadie podría. ¿Cómo no enamorarse en el acto?

—Ya, ¿qué tanto miras? — interrogó el pequeño, agobiado por la pesadez del momento. Se levantó del piso y se dispuso a saber de sus viejitos. Sólo tuvo que hacer algunas llamadas, felicitando a cada uno por seguir vivos.

—Baek.

—Sehunnie...— canturreó como respuesta, poniéndose los pantalones.

Otra vez lo estaba haciendo, estaba actuando lindo.

—Estaba pensando en...— se trabó. —no sé si lo habrás notado, pero yo creo que podríamos, ya sabes.

Baek lo miró desde la punta de la cama, con un manchón rojo en la cara. ¿Realmente estaba haciendo eso?

—No, no sé.

—Sí sabes.

—No.

—Tengamos una cita.

¡Por favor, sí! gritaron el Baekkie ángelito y el diablillo sobre su hombro. 

SeHun se acercó y se sentó al lado suyo, preparado para retirar la propuesta.

—Está bien, me parecería lindo. — habló con calma. Hipócrita le susurró el diablillo que tenía en su hombro derecho. —¿Esta noche? no quiero fiestas, prefiero algo tranquilo. ¿Te parece? yo pienso en salir a cenar y luego, ¡ver una obra de teatro! Es algo que ambos disfrutamos, ¿no?

—Baekkie, hablas mucho. ¡Cualquier cosa está bien si es contigo! — exclamó un extasiado Oh. Rayos, sonó más romántico de lo que debía ser, lo supo por la manera en la que la niñera de ancianos lo miraba.

Pensó que iba a poner una mueca extraña, asqueada incluso. Pero todo lo que hizo fue sonreír y carcajear con ternura antes de estamparse contra su boca. Joder, Baek debía empezar a ser menos bruto. Su labio empezó a sangrar y a su cita de esta noche, ni le importó. Sin embargo, Sehun no se fijó mucho en eso, no podía cuando esos muslos que antes había señalado como esponjosos, estaban encimándose en sus piernas.

La lengua de Byun le dijo: hola, guapa, a la suya y santo cielo. Aquél chico bonito que había trasladado unos días antes, estaba sobre su regazo, lo estaba besando con hambre, estaba desalineado. ¿Dónde habían dejado los piquitos? ¿en dónde escondió Baek su ropa adorable? ¿qué era ese calor en su entrepierna? 

Al más bajito se le escapó un gimoteo cuando SeHun lo tomó por la cintura y le rompió el beso. —hey, yo estaba comiéndome eso — protestó, volviendo a atacar, ahora entre risas amenas.

Ah, otra vez el conductor lo apartó, le respiró fuerte en el cuello y le pidió un momento. —Baekhyunee, no quiero incomodarte pero se me está parando. Me estoy poniendo muy, muy duro.

El mencionado abrió los ojos en grandeza, comprendió la situación y volvió a poner su culo en el colchón. Por un momento quiso deslizarse hasta el suelo y hacer maniobras con su boca, pero: 1. Estaba jodidamente tímido. 2. Prefería dejarlo para un momento especial.

—Si me permites, tengo que irme. — anunció el más alto, caminando con quejidos entre pasos. —a las ocho en punto, paso por ti. Pónte más bello que nunca — portazo.

Byun puchereó cuando se fue, ya lo extrañaba. Byun sonrió cuando la puerta se abrió, ¿era él y le pediría ayuda solucionando lo de su erección?

Era él.

—Por cierto, besas muy bien, pero me rompiste el labio — otro portazo.

Y no le pidió ayuda.

N/A:  porfa lean esto. estaba pensando en publicar otra fic sebaek.

baekhyun es un ecologista, famoso en sus redes sociales por encabezar muchísimas marchas. sehun era un trabajador importantísimo en una compañia de agroquímicos, perdió su memoria y ahora está viviendo en el mismo piso compartido con baek, fuera de lujos y desconociendo cada daño que pudo haber hecho en el pasado.

¿qué les parece? no me dejen colgada T_T

Juventud、sebaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora