Epílogo.

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Las flores estaban decorando su cabello, sus dos sobrinos siempre experimentaban con cosas raras en su cabeza y eso no siempre tenía buenos resultados. Una vez, encontró una pequeña hormiga paseando por su oreja. Pero amaba tanto a esos niños.

—¡El día está tan bonito, salgamos a pasear!— propuso la más pequeña de todas, con un silbido entre sus palabras porque hace poco perdió un diente y se le escapaba el aire por allí.

BaekHyun lo pensó, sus huesos ya no estaban abundantes de calcio pero tampoco eran cenizas. Se levantó del sofá con un poco de esfuerzo, dispuesto a avisarles a la asistente de su asilo que hoy saldría toda la tarde con su princesa.

—¿Dónde está tu hermano, cariño?

—Fue al baño, tío Baekkie, dejémoslo aquí.

Tío Baekkie rió, tirándole de las trenzas a la chica. Claro que sin fuerza, jamás lastimaría a la bonita Ellie. Esperó a que el muchacho regresara mientras sacudía su cabeza, atiborrada de hojas o pétalos de quién-sabe-qué-flor. —Que esta sea la última vez que tú y Harvey me hacen este tipo de peinados.

—Pero te ves tan bonito... como un perro viejito.

El mayor estaba preparado para contestar algo ingenioso, pero vio ése papel en el piso y tuvo que pedirle a Ellie que se lo recogiera. Cuando sus pequeñas manos se lo dieron, su corazón se encogió un poco más. Estaban a treinta años de aquello, y BaekHyun aún seguía considerándose esposo de un hombre que jamás volvió a ver. Apartó aquél sentimiento agridulce.

—Ahí viene el idiota...

Efectivamente, su niño de una década correteaba hacia él con un ramo de girasoles. —¡Baekkie! ¡Esto es para ti!— gritoneó, parando de correr cuando una anciana del montón le gruñó.

—Dije que no quiero más flores en mi cabello— rechistó, sacudiendo su bastón como solía hacer alguien en su pasado.

—No, estas son un regalo de tu admirador secreto— explicó, oliéndolas con una sonrisa dulce en su carita rechoncha.

—¿Admirador secreto?—

—Síp, ese señor que cada vez que venimos a visitarte nos da flores, tío. Dice que hagamos cosas maravillosas por ti y bueno, ¡nuestros peinados son maravillosos!— chocaron puños, robándose un girasol para regalarle a la asistente de la residencia porque a Harvey le gustaba.

Una figura fantasmagórica apareció a sus espaldas, también con un ramo de flores amarillas. A Baek se le secó la boca.

—Esposo mío, feliz aniversario.

—Maldito seas, SeHun, es ilegal que le regales cosas a chicos menores de edad sin mantener vínculo con ellos.




N/A: y vivieron felices por siempre hasta q la tiroides los mató jidjsk.

honestamente no estoy muy satisfecha con el resultado pero, le tengo muchísimo cariño a esta historia )-: ♡♡♡♡.
espero que la hayan disfrutado un montón. saben que siempre agradezco todo el apoyo que me dan yyy eso ♡!!! ojalá sigan leyéndome porque tengo muchísimas cosas en mente.

Juventud、sebaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora