Heather
En eso empieza a llover, nos separamos y comenzamos a correr hasta el hotel tomados de la mano.
Llegamos hasta nuestro piso.
-Gracias por la cena.
-Fue un placer.
Mierda, quiero hacerlo, quiero acostarme con él. Eso es lo que quiero.
-Bueno, me iré a secar y a dormir - digo.
-¿Eso es lo que quieres? Digo, ¿quieres irte a dormir?
-No lo sé.¿Quiere lo mismo que yo? Eso espero.
-¿Que es lo que quieres Heather? Te lo puedo dar.
-¿De verdad? Yo...yo quiero...quiero ser tuya Andrew, esta noche y las que tengamos que estar juntos.
Me sonríe, me ofrece su mano. La tomo sin dudar.
Pasa la tarjeta y la puerta se abre, entro con él. La cierra, nos comenzamos a besar. Baja el cierre de mi vestido, éste cae.
No uso sostén, ya que así no se usa con este vestido.
Me mira con deseo, me besa. Me toma en brazos y me deja sobre la cama.
Se pone encima de mi cuerpo, desabrocho su camisa sin dejar de besarlo.Se quita los pantalones, bajo su bóxer. Me quita mis bragas con cuidado. Se detiene.
-¿Estás lista? Por si no lo estás, yo...- lo beso.
Abro mis piernas, se separa un poco y se coloca protección.
-¿Siempre traes uno?
Levanta los hombros, se vuelve a poner arriba mío, nos besamos con pasión. Me penetra, gimo con fuerza, paso mis manos por su espalda.
Besa mi cuello, es demasiado satisfactorio lo que estoy sintiendo ahora mismo.
Mis manos están en su cabello, las suyas en mis piernas, enredo mis piernas en su espalda.
Arqueo la espalda, nos volvemos a besar.No podemos dejar de besarnos, nos separamos un poco, veo sus hermosos ojos azules, ojos que podría ver todos los días sin cansarme.
Lo beso, sus dedos se entrelazan con los míos con algo de fuerza.
No queremos dejar de amarnos, no podemos parar. Así seguimos, quedo rendida a su lado, se quita la protección y la bota en la basura, me duermo. Se que él también siente lo mismo que yo. Se hago lo correcto, nadie podrá cambiar lo que siento por él.Jonathan
Despierto, miro la hora. Son las cuatro de la mañana, Heather duerme abrazada a mi.
Me empiezo a sentir mal, la estoy utilizando para sacar información. Creo que me estoy enamorando de ella, si supiera que en realidad soy un agente encubierto no me hablaría nunca más.
Acaricio sus labios, su rostro.
Abre sus grandes y bellos ojos azules.
-No quería despertarte, por favor perdóname - digo sin dejar de mirarla, me sonríe.
-No te preocupes. ¿Que hora es? - dice bostezando.
-Las cuatro de la mañana, duerme.Se acomoda nuevamente sobre mi pecho.
-Gracias por lo de anoche - dice cerrando sus ojos.
Acaricio su cabello, intento volver a dormir, pero no puedo hacerlo.
En mi mente pasan pensamientos de que no soy lo que ella realmente creé.
A las ocho regresa a su habitación, sin antes darme un beso.
A la tarde vamos a un acuario, hay pocas personas.Caminamos tomados de la mano, de pronto paramos, la beso.
-Nada podría cambiar lo que siento por ti - dice sin dejar de mirarme.
Acaricio su mejilla, enrojece. Sólo conmigo se pone así, ella es lo mejor que me ha pasado en demasiado tiempo.
Ahora me pregunto, ¿seguirá amándome cuando esto acabe? Es una persona con un alma dulce y sincera.
-Tal vez deberíamos regresar al hotel - digo.
-Con una condición.
-Lo que quieras.
-Que pasemos por un helado.Le sonrío.
-Por supuesto.
No puedo seguir, no quiero hacerle daño. Pero hay que hundir a Roper, es demasiado peligroso. Heather es diferente a él. Me aseguraré de cuando todo esto acabe nadie moleste a Heather y a su hermano.
Llegamos a un puesto de helados, pide de frambuesa, yo de vainilla.
-¿Y cuáles son tus planes del futuro? - me pregunta.
-No lo he pensado, ¿y tu?
-Tener una casa en la playa, ver el atardecer sobre la arena.
-¿Cuándo terminan tus vacaciones?Suspira con tristeza.
-Dentro de tres semanas, te voy a extrañar - dice triste.
-No estés triste, después volverás para las vacaciones de navidad.
-Si, quiero disfrutar mi tiempo contigo.
-¿Que hay de tu padre?
-Él sabe que estoy bien contigo, confía en ti tanto cómo yo lo hago.
No se que decir o hacer, así que término mi helado.
Hace lo mismo, la beso.
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Perdición | Jonathan Pine
RomanceElla se enamoró hasta de las letras de su nombre, de sus defectos, de su ternura disfrazada de frialdad. Eso la atrapó, la enloqueció, esa fue su perdición.