El mino del colegio Capítulo 1

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Todos en nuestra vida, al menos la mayoría; nos cuestionamos nuestra sexualidad. Ese maldito miedo que sientes al saber que siendo un adolescente, te das cuenta que te gustan los hombres. Saber que ser gay en este país es dificilísimo. Al ser un joven de 14 años, te das cuenta que algo.... ¿"Raro"? Te sucede. Saber que quizás no es "Normal" que te gusten los hombres, que lo que te sucede es una maldición, que es un pecado y te irás al infierno, porque desde pequeño te dijeron que hacer enojar a Dios es pecado y que los maricones, borrachos, drogadictos. y blá, blá, blá era pecado y si no te arrepentías, te irías al infierno, pues bien; yo me arrepentí de ser lo que era... Un gay.

La cosa es que iba en 8vo Básico y era un adolescente cualquiera, jugaba con mis compañeros, nos juntábamos todos los viernes y compartíamos unas Coca-Cola.... Ok, no les mentiré, bebíamos y fumábamos pito.... Otro pecado de que arrepentirse.

Un día de Abril, llegó un mino al colegio, el profe dijo que ese weón llegó acá porque en el anterior colegio en donde estaba, lo habían echado por haber golpeado a otro compañero; mi colegio no era de los buenos, pero tampoco de los malos, total, Santiago estaba lleno de colegios como el hoyo y el mío, al ser municipal, no era tan malo.

-Jóvenes, éste es Alfonso, viene del colegio D-56, traten de ponerlo al corriente, porque yo no lo haré-. Dijo el profe.

Viejo maricón y pajero -Pensé.

-Alfonso, siéntate al lado de Enrique.

Chucha, ese soy yo.

Alfonso caminó hasta mi puesto y se sentó en la silla de al lado sin mirarme, el profe comenzó con la clase y traté de poner atención, sí; traté porque el cabro recién llegado era muy mino.

Ese weón me movió el piso. Era un weón alto, 1.75, bien alto pah la edad. Era de tes morena, pero no tanto. Ojos cafe y un pelo entre crespo y liso de color negro.... Sí, no es el medio mino, la verdad es un tipo corriente y no el minazo rubio y ojos azules que muestran en la tele, pero la verdad, no me gustan esos weones rucios desabridos. Bien, la cosa es que su pelo era raro, pero puta que me gustó. Quizás no es el mejor mino y así era; ya que el más mino del curso era el Roberto, pero puta que era aweonao ese mino. El típico ñoño, consentido del profe. ¿Le habrá chupado el pico al profesor? -Pensé. Y me cagué de la risa.

La cosa es que el mino se sentó sin mirarme en la silla de al lado, se cruzó de brazos y sólo miraba al profe y no tomaba apuntes de lo que el profesor hablaba y de verdad que lo entendía, ya que el "Cabeza de Sandía", así le decíamos al profe, hablaba de la revolución industrial.

De pronto, Alfonso se dio cuenta que lo estaba mirando y me asusté, me miró como queriendo pegarme un combo en el hocico.

-¿Qué mirai pendejo?. -Me dijo medio enojado.

-Nada. ¿Qué mirai vo?. -Le dije pah no quedar de imbécil y haciéndome el choro.

-¡Chucha, andai chorito pendejo! -Me dijo mirándome fijo a los ojos.

-¿Algún problema con eso?  -Le dije cagao de susto, pero sin demostrarlo. Ese mino de verdad me daba miedo, pero puta que lo encontraba mino.

-¿Sabís qué pendejo? Me caíste bien, weón.

Me dijo esa weá y me puse feliz, me propuse a mi mismo que ese tipo alto, de ojos cafe, sería mi amigo.

-¿Cómo te llamaí?

-. Enrique -Le dije medio embobado.

-¡Wena! -Me dijo.

Al menos al mino le caí bien e iba por buen camino.

De pronto golpearon la puerta y el profe abrió; Era el director del colegio.

-Profesor. -Dijo algo serio. -Necesito que Enrique me acompañe a dirección.

-Puta, cagué. -Dije.

Y el mino recién llegado me dijo. -Cagaste hermanito. ¿Algo malo hizo que lo llaman?

 -No sé. -Le dije sin tomarle mayor importancia, total, vivía en la dirección y esta no era la primera vez que me castigaban.

La cosa es que caminé hasta la puerta de la sala y el director me miraba sin quitarme la vista de encima.

-¿Qué hice ahora Director?

-Vamos. -Me dijo algo serio. -Es tu Mamá.

El mino del colegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora