La verdad no sé que pasó por mi mente y tomé a Alfonso de la cara y le di un beso en la boca. Alfonso me empujó con tal fuerza que me botó al suelo.
-¡Pero que mierda te pasa pendejo! -Exclamó con furia. Se abalanzó sobre mi y empuñó su mano en dirección a mi rostro.
Vi su puño ir directo a mi cara, pero ese puño no aterrizó en mi; si no que fue a parar al piso, a unos cinco centímetros de mi rostro.
-¿¡Qué hiciste pendejo!? -Alfonso se notaba exaltado.
-Perdón, perdóname. -Le dije llorando. -¡No me pegues, por favor! -Lo miré a los ojos.
Cuando pensé que Alfonso me sacaría la cresta, pasó algo inesperado. Sí, me besó y me besó apasionadamente; fue realmente excitante ese momento. Alfonso se sacó la camisa del colegio y quedó con su torso desnudo. Era tal cual como me lo imaginé. Un weón realmente hermoso, marcado y notoriamente ejercitado.
-¿Qué haces? -Le dije a Alfonso. -Pensé que estabas molesto.
-¡Cállate, pendejo! -Alfonso me tomó de los hombros y me besó.
No podía creer que esto estuviese pasando, El mino del colegio estaba besándome, estaba acariciándome y era mío.
Alfonso me desnudó y él se sacó los pantalones, me acarició los muslos y subió hasta mi pecho; Me besaba y acariciaba cada rincón de mi cuerpo y yo, sólo me dejaba poseer, me dejaba llevar por la pasión del momento y él se notaba que tenía experiencia con esto; yo era virgen y con suerte me masturbaba, entonces no tenía conocimiento de lo que estaba sucediendo.
-Alfonso, para. -Le dije.
-¿Qué pasa? -Dijo mirándome a los ojos.
-Soy virgen, por favor; ten cuidado. -Le dije con miedo.
-No te preocupes. -Sonrió. -Yo sé lo que estoy haciendo.
Entonces comenzó a hacerme sexo oral, subía y bajaba y se sentía realmente extraordinario; era una sensación realmente placentera. Mientras él estaba ahí, abajo; yo acariciaba su hermoso cabello.
-¿Estás listo? -Me dijo. -Quiero estar dentro tuyo.
-Por favor, se delicado, nunca me lo han hecho. -Le dije muerto de miedo, pero ansioso a la vez.
-No te preocupes, seré lo más delicado que hay. -Me dijo susurrando al oído.
Alfonso me beso el cuello y bajo de a poco hasta llegar a mis piernas; las puso en sus hombros y comenzó a penetrarme poco a poco, era algo incomodo y doloroso, pero soportable y también era un dolor placentero. Alfonso me miraba a los ojos mientras entraba de a poco.
-¿Estás bien? -Me dijo. -¿Quieres qué siga?
-Sí, estoy bien, puedes seguir. -Le dije agitado.
Alfonso terminó de entrar y comenzó a balancear su cadera de adelante hacía atrás. Lo hacia con un ritmo variado, a veces era rápido, otras veces lento. A veces era fuerte y otras despacio.
Sí, él sabía lo que hacía y sabía como darme placer. Alfonso era mío, mío y de nadie más. El mijito rico estaba ahí, conmigo, en mi casa y haciendo el amor conmigo. el mino del colegio estaba todo sudado sobre mi.
Alfonso se balanceaba y me masturbaba, me cambió de posición y me puso de boca al suelo.
-Voy a volver a entrar; estaba vez no te dolerá tanto.
-Dale. -Le dije. -Estoy preparado.
Alfonso entró y se balanceaba esta vez con más energía, cada vez más y más rápido y se agitaba aún más.
-¡Enrique, me voy. Voy acabar. -Me dijo al oído.
-Dale, no pares. -Le dije extasiado.
Alfonso acabó, me dio vuelta y me masturbo hasta que acabé.
-Qué weá más rica -Le dije mirándolo a la cara.
-Esto queda acá, no soy maricón como tú, esto es sólo culpa del vino. -Me dijo.
Fue como un balde de agua fría para mi, se me vino el mundo abajo. El mijito rico prácticamente me humillo, me había utilizado y ahora estaba desnudo, pero esta vez del alma, Alfonso me había roto el corazón.
-¡¿Pero qué chucha esta pasando acá!? -Se escuchó un grito de horror.
-¡Mierda! -Grité.
Era mi Mamá que se había despertado y nos estaba mirando con una cara de espanto.
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El mino del colegio
Teen FictionEnrique es un adolescente tipico, como cualquier otro. Pero se da cuenta que su sexualidad no era la tipica de sus amigos.... Enrique se da cuenta de que es Gay y nos cuenta su historia y su vivencia al convertirse de un niño a un hombre.