Soy una chica corriente, cabello a media melena tenido de gris, con unos ojos azules océano.
Él es un chico de los que te quedas embobada nada más verlo, de ojos y cabello negros.
Pero como siempre tiene que tener algo malo.
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- Pues la normal, ser novios, si quieres nos casamos, vivir juntos y poco más.
- ¿Y hijos?
- ¿Por qué esa obsesión por ser madre?
- Por que quiero serlo, tener algo de nosotros.
- ¿Y no vale una casa a nombre de ambos?
- Sí, Eso vale, pero igual quiero ser mamá.
- Pero dame una explicación.
- Por que quiero sentir una vida dentro de mí, un amor incondicional, por el cual yo daría mi vida sin pensarlo.
- ¿Sabes que odio tus movitos?
- ¿Por qué?
- Por que soy incapaz de negarme a quitarte ese deseo que tienes.
- Te quiero Xavier.
- Yo más Dafne.
Tres horas en la playa, nadando para un lado y para el otro, me dolían los brazos una jarta.
- Nunca me alegré tanto de estar recogida.
- Nos duchamos y nos vamos a dibujar.
- Me encantaría, pero prefiero ir a cenar.
- Bueno no está mal la idea.
- Te adoro.
- Yo también te adoro pequeña.
No podía estar más feliz, las vacaciones con él fueron increíble.
Volvimos a casa y Xavier no paraba de decirme que nos fuéramos a vivir juntos, pero yo lo veía una locura.
Pero quitando eso nuestro noviazgo era perfecto, no podía pedirle nada más, era ¡PERFECTO! Como el no había otro.
Había quedado con Xavier, Liza y Jack, ya que Jack insistió en hablar con ambos.
- ¿Qué te ha pasado? - Le pregunté a Xavier.
- Nada, no te preocupes.
- ¿Crees que no veo tu cara? La tienes echa mixto.
- Hola Liza, Jack.
- Hola Xavier. -Saludaron a unísono.
- ¿Me vas a decir? - Me crucé de brazos.
- Pidamos de comer.
- ¿Qué me cuentes?
- ¿Que quieres saber? ¿Qué tu ex me a cogió por sorpresa y se lió a puñetazos? ¿Tan difícil es comer sin preguntarme?
- Lo siento. -Mis ojos se pusieron lleno de lágrimas, cuando Xavier me vio así me abrazó y rompí a llorar.
- Cielo no, perdona. Estoy cabreado conmigo mismo no lo vi venir y me dio bien. -Me seco las lágrima-No tienes la culpa cielo.
- Xavier, yo quería disculparme contigo sobre todo, me pase mucho.
- Da igual, lo que pasó está en el pasado.
• Unos años después.
La mudanza fue una locura, y la barriga estaba dándome la lata, no paraba de devolver, en unos días salía de cuenta al fín.
- Que ganas de verle la cara.
- Gracias Xavier por todo esto.
- ¿Por darte 9 meses de mareos y vómito?
- Por levantarte cada mañana e ir a una fábrica a trabajar sin apasionante eso que haces y darme todo lo que puedes y más, pero sobre todo por hacer realidad mi mayor sueño, ser madre es lo mejor del mundo a pesar de lo mal que lo estoy pasando.
- Estas loca.
- Por ti y por nuestra pequeña Alaia.
- ¿Desde cuándo tiene nombre?
- Desde ayer. - Me eché a reír y el también.
• Unos días después.
Alaia nació con 2 kg y medio, y midió 52 cm.
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Una niña preciosa y tranquila o eso parecía.
Y no nos equivocamos al menos en su primer año luego se volvió algo inquieta corría y sonreía todo el día, su cabello cada día era más claro, tanto que era rubia, largo con tirabuzones y sus ojos eran como los míos.
- Mamá, papá ¿Vamos al cole?
- Sí, espera que papá va a tomarte una foto, posa pero con pinta de niña buena.
- Vale mami.
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Xavier tomó la foto y agarro las llaves del coche.
- Vamos ya al cole que tengo que quiero ver como entras ya, para algo pedí la mañana libre e iré de tarde a trabajar.
Fue increíble ver como nuestra hija iba por primera vez al colegio.
Éramos los tres muy felices y no se le podía pedir más a la vida.
FIN.
Derechos de autor reservados en Safe Creative. La copía parcial o adaptación esta prohibida. Atte: Stacy Moreno
