El mito II

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Al despertar, Isao se encontraba de nuevo en su cama, recostado viendo el techo, pelambre estaba recostado a sus pies, al ver al perro él se levantó de un brinco.

– ¡Pelambre! ¡Mi abuela! ¿Todo está bien? ¿Y la mujer? Contéstame. —El perro lo miró directamente a los ojos y de su hocico brotó un sonido gutural —gua, gua— Isao se quedó desconcertado y lo miró. —Si ayer hablabas perro —el animal le respondió con unos ladridos más.

Entonces lo de ayer fue un mal sueño más, pensó, pero seguía inquieto por que todo había sido tan real.

Isao fue sustraído de sus pensamientos

—Hijo, ya levántate y ve a ver a tu abuela, te quiere ver, ya que amaneció un poco enferma — sin pensarlo, se cambió tan rápido como pudo y fue a ver a su abuelita, ella era la que podía decir si fue un sueño o no.

Él entró a la casa de su abuela y fue directamente a su recámara, tocó la puerta para pasar, su abuelita le pidió que entrara, esta se incorporó y se sentó en la cama.

—Pelambre, cierra la puerta— dijo ella. Isao volteó y vio que el perro lo había seguido y más que eso con las patas traseras dando una pequeña patada cerró la puerta. —Toma asiento— indicó al muchacho sentarse enfrente de ella, el perro sólo se recostó a lado de él.

—Bueno hijo, tendrás muchas preguntas— la abuela dijo mientras tomaba el bastón con el que la había observado ayer. El bastón no era nada especial solo tenía una gran piedra de obsidiana en la punta —antes de empezar, pelambre puedes tomar tu forma real ya no es necesario que te ocultes— al escuchar esto el perro se sentó en sus patas traseras, las dos patas delanteras se alargaron y el pelo se acortó. Las patas se convirtieron en manos, el cuerpo se estiró, las patas traseras se alargaron y se ensancharon, la forma de perro desapareció y dio paso a una forma humana.

Isao vio boquiabierto toda la transformación.

—Ya sabes dónde está tu ropa por favor vístete y toma asiento— dijo la abuela cerrando los ojos—, ¿ya? — Preguntó la abuela mientras el muchacho que era pelambre se vistió y tomó asiento.

—Creo que esto te amplía más las dudas, él es un nahual, ya te había contado en mis historias de los nahuales, los seres que pueden cambiar de forma, pero les encanta tomar las formas animales, recuerda que te decía que eran famosos por convertirse en coyotes y robarse las gallinas de los pobladores— él muchacho que era Pelambre empezó a reír como si recordara sus travesuras infantiles.

—Ahora sí, Isao déjame que te explique primero, si tienes dudas pregunta al final, porque todo esto es algo complicado.

Yo soy una chamana descendiente de grandes magos practicantes del nahualot o magia de los cuatro elementos, la mujer de ayer era una tlahualtepuchi, una bruja que puede tomar la forma de guajolote, y su espíritu lo puede convertir en niebla, su encargo era matarte.

—Pero, ¿por qué? — Interrumpió Isao.

—Te dije que preguntaras al final— dijo la abuela mientras le pegaba con su bastón — bueno continuo, ella tiene una misión y no se detendrá hasta cumplirla, ayer la pude detener pero— Isao dejo de prestar atención a su abuela para mirar al nahual que estaba sentado al lado de él — ¿quieres saber quién es, verdad?— Preguntó la abuela e Isao asintió con la cabeza.

—Él es Axiltok perteneciente a los nahuales, su labor desde hace un año fue cuidarte.

— ¿Cuidarme de qué? — Volvió a interrumpir el muchacho.

–Cuidarte de las criaturas, como la de anoche y es uno de los estudiantes más avanzados del calmecatl. Se le pidió que fuera tu guardaespaldas desde hace un año, dejó de ser él para convertirse en Pelambre, el perro que recogiste de la calle.

Yaokiski "el guerrero novato"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora