El camino era sinuoso, Axiltoc (ahora Pelambre) guiaba a Isao, caminaron con dirección al centro del pueblo, luego tomaron una desviación a la izquierda, este camino conducía hacia un río , los dos podían escuchar el sonido que provocaba el agua al chocar con las piedras.
Cruzaron un puente de concreto, para Isao era algo raro ya que cada persona que se encontraba lo saludaba con un "buen día".
Siguieron el camino, subieron una pequeña cima, Isao pudo ver los grandes cultivos de café, ahí Pelambre se detuvo
— ¡Perro tonto, ya te perdiste y creo que tu olfato no es tan bueno! —dijo el muchacho en tono burlón.
—No es eso, nos vamos a desviar un poco, quiero mostrarte algo— dijo el perro tomando el camino a la derecha.
Caminaron unos minutos hasta llegar a un claro.
—Hemos llegado— dijo Pelambre sentado en sus patas y agachando la cabeza.
—Tanto relajo para llegar a un claro sin nada— contestó Isao mientras luchaba contra las últimas ramas.
–Tonto ten respeto, creo que nunca has estado aquí, este lugar es donde descansa tu abuelo, el maestro de mis padres y un gran guerrero— Isao no entendía como un claro podía ser un cementerio, pero las palabras de Pelambre le hicieron recordar, lo pocos momentos que pasó con su abuelo. Esto hizo que una pequeña lágrima brotara de su rostro.
—Bien, sigamos— dijo Pelambre mientras reanudaba el viaje. Regresaron al sendero que habían dejado inconcluso, lo caminaron por un corto periodo de tiempo y llegaron a una carretera que llevaba al centro de la ciudad.
— ¿Ya casi llegamos? — preguntó Isao con voz entre cortada, lo único que recibió fue un ladrido de contestación, la zona estaba muy habitada y era muy peligroso que alguien escuchara hablar a un perro.
Pelambre condujo a Isao por el centro del pueblo, para él era común ya que en la cabecera municipal tenía una madrina que visitaban 1 o 2 días antes de regresar a la ciudad. Cruzaron todo el centro, pasaron frente el palacio municipal, después a lado de la iglesia, bajaron lo que parecía una pequeña colina, la cual conectaba a otra carretera, Isao sin poder preguntar nada solo escuchaba ladridos. Siguieron por la otra carretera la cual parecía rodear un cerro, el muchacho vio un desfiladero y los muchos sembradíos de maíz.
El camino se volvió ligero porque ya no era cuesta arriba si no bajada. De repente Pelambre comenzó a correr.
—Espera, ¿qué pasa? —preguntó el muchacho y sin pensarlo también inició la carrera, a lo lejos él podía ver un pequeño paraje.
Al llegar los dos a este pequeño paraje pudo contemplar lo hermoso que era, estaba rodeado de cerros y en el fondo de ellos había una pequeña cueva, de la cual brotaba un pequeño riachuelo el cual pasaba por unas rocas por debajo de un puente que conectaba las rocas con la cueva.
Isao cansado por el trote se sentó en el pasto.
—Descansa aquí, yo me acercaré de que el guardián te deje pasar —anunció el perro y comenzó a caminar hacia la gruta.
Isao al escuchar esto se quitó de la espalda su morral y tomó asiento en el pasto, con su morral al costado, lo abrió y de ahí saco una botella con agua y unos duraznos como lunch. Al tratar de sacar más duraznos del morral se percató que el morral ya no estaba a lado de él. Se incorporó rápidamente y giró la cabeza tratando de ver donde estaba el morral, no podía sólo desaparecer.
Sin tener alguna pista se volvió a sentar.
—Esto no es coherente, pero, ¿qué ha sido coherente estos días? — Un sonido de algo moviéndose a su espada lo hizo voltear.
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Yaokiski "el guerrero novato"
FantasíaUn muchacho común, con problemas como cualquier otro, se encuentra de repente en una guerra entre los dioses prehispánicos aztecas que ha durado miles de años. Isao en japones significa honorable, acompañado de Axiltoc, un aprendiz de nahual y July...