17 Mayo 2015

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-Equis es igual raíz cuadrada de 4 que a su vez el resultado es más menos dos. ¿Lo entiendes?- me preguntó Aitor. Llevaba cuatro horas intentando enseñarme a resolver ecuaciones de 3er grado. Yo no era de matemáticas y esto me costaba más de lo que yo creía.

-No, no lo entiendo. Y no lo voy a entender nunca. Lo voy a suspender y me van a castigar y...-me callé. Sabía que no iba a suspender, porque no iba al instituto. Sabía que no me iban a castigar, porque por muchas cosas que hiciera mal, mis padres no serían capaz de castigarme. No después de todo...

A veces estudio con Aitor. No me gusta “perder el tiempo” si se le puede llamar así... Siempre me ha gustado estudiar; sobre todo matemáticas. Si mi vida pudiera avanzar un poco más... me gustaría estudiar algo relacionado con estas... como física o algo así. Pero no va a poder ser...

-¿Por qué te van a castigar? Sarah... Sé que es difícil pero, tienes que acostumbrarte a no tener casi límites ahora, y poder hacer muchísimas más cosas de las que haces hoy en día. Es duro, lo sé. Ya que al poder hacer lo que quieras, piensas en el por qué... Pero tienes que intentarlo. Y yo voy a estar aquí.

-No me parece justo eso... Tú tienes que ir recreando tu vida, con otras personas.

-Ahora mismo, lo único que me importa eres tú. Mira, he hablado con mis padres, y me dejan saltarme clases y estar contigo todo el tiempo que pueda. Solo quiero que disfrutes de esto.

¿Alguna vez, habéis sentido que se os para el corazón y todo lo que tienes a tu alrededor, y lo único que veis es a esa persona, que te hace feliz día a día dando igual las circunstancias? Así me siento yo ahora mismo.

-Gracias.

-¿Por qué?- dijo, a la vez que me iba acercando a él.

-Por quedarte a mi lado,- me senté encima suya, de forma que estábamos enfrente- aún sabiendo que todo esto tiene un final. Y no es un final feliz.- Rita, mi mejor amiga. Con la persona que había pasado más de media vida... me dejó. Cuando se enteró de todo, decidió irse de mi vida y no volver a hablarme nunca. Por eso, le agradecía todo esto a Aitor. Paola es mi prima, sé que, por mucho que me odie, siempre nos vamos a tener que ver en comidas familiares y cosas así (aunque no es el caso). Pero Rita me había hecho mucho daño, más daño del que me hicieron los médicos cuando me comentaron lo que me pasaba.

-Nunca te dejaría sola. Y cuando digo nunca, significa nunca.

Y le besé. No quería centrarme en el futuro, quería pensar en ahora. En él y yo. En que teníamos toda la casa sola. En que le quería y que daría todo por él.

El beso empezó lento, pero, a medida que pasaba el tiempo, se iba profundizando. Entrelacé mis dedos en su nuca, y puse mis piernas, una a cada lado de su cadera, intentando sentir su cuerpo lo más cerca del mío.

-Sarah, Sarah... no podemos hacerlo. Sabes que hoy no...- y tenía razón. Hoy no podíamos hacer nada que tuviera que ver con el sexo. Y no exactamente por que tuviera la regla. 

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HOOOOOOOOOOLAAAAAAAAA. Mirad, sé que es corto pero quería subir algo para que no se os olvidara de qué va la historia  y eso.

Necesito que me comentéis y eso, y que opinéis. Y también había pensado en pediros un consejo: queréis que suba pequeños capítulos como este o mejor los preferís largos? Intentaré subir algunos a la semana pero si no, me comprometo a subir uno por semana. Y si no puedo, os avisaré. 

GRACIAS A TODOS POR LEER, ENSERIO.

La vida de Sarah RyderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora