Parte 1 ANYA

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Salgo caminando de casa, escucucho el grito de mi madre y grito en respuesta: - Sí, ya me puse la máscara.

Suspiro, como si fuera necesario que me recordara eso.

Hace más calor que otros días, pero al mirar al cielo solo veo una masa gris, no es visible el cielo como en las fotografías de mis padres lo era. Incluso cuando yo era bebé, aunque ya aparecemos con máscaras filtro, el cielo que se ve en las fotografías era azul grisáceo.

La contaminación a nivel mundial hace imposible que salgamos sin máscaras antigases daniños, mis padres cuentan que cuando eran niños comenzó la contaminación a nivel global y que comenzaron a prohibir productos en aerosol y la venta exagerada de gasolina.

Los autos ya casi no se usan por ese motivo, solo se usan los que son a base de gas o energías alternativas, los autos eléctricos solo los usa la gente rica.

Mi familia no tiene auto, no me quejo pero el calor a veces es tan insoportable que desearía viajar en uno.

Llego pronto a la parada del tren, es a base de energía solar por eso solo funciona de día. Ahí ya me espera un chico sentado en una banca, leyendo como siempre con los lentes chuecos por el uso de años.

-¿Qué antigüedad traes ahora? - le pregunto dejandome caer a su lado, no es común ver libros a la intemperie, hoy en día se guardan en cuartos especiales sin humedad y casi no se permite sacarlos a la luz solar.

-Hamlet, es de un autor llamado Shakespeare. Deberías leerlo, me recuerda a tu eterno conflicto con tu familia.

-¿Es sobre muerte? Entonces no se acerca tanto a mi realidad, o eso creo Bill

-Solo eso te faltaría, que entre familiares planearan la muerte del otro.

El tren llega y la gente ordenadamente se forma del lado izquierdo, por el lado derecho bajan los pasajeros y luego subimos nosotros. Un hombre se disculpa con otro al empujarlo ligeramente.

En esta sociedad se cree que los valores son esenciales para una buena convivencia, se castiga a quienes cometen actos violentos y nunca se vuelve a ver a agresores de la paz.

Se dice que fuera de los límites de nuestra ciudad no es igual, me pregunto cómo sería vivir en un mundo más libre, donde las familias no peleen hasta por decidir quién es más amable.

Nos toca ir de pie, los ancianos y los pocos niños que hay hoy en día tienen la preferencia para sentarse.

Bill se inclina hacia mí y susurra asombrado - Mira, está embarazada.

La miro con sorpresa, no es muy común ver mujeres embarazadas, la polución comenzó a causar malformaciones en bebés por eso muchas mujeres deciden operarse para ser estériles.

Un anciano le cede el lugar, ya que es responsabilidad social cuidar a las pocas embarazadas que hay.

Luego de un par de estaciones llegamos a la nuestra. Saliendo de la estación está la entrada a nuestro colegio, es público pero tiene alta seguridad.

Nos revisan las mochilas al entrar, como siempre veo que detienen a uno que otro por traer objetos "peligrosos" aunque solo se trate de un tenedor o un espejo puntiagudo. Como jóvenes se nos prohíbe cualquier acto de violencia, incluso hablar de ello es riesgoso, por eso me agrada Bill porque esa prohibición le parece estúpida y no le preocupa hablar sobre asesinato y peleas.

La primera clase es historia del hombre, hemos visto todo desde el neandertal hasta el hombre del siglo XXI que logró destruir su planeta más rápido que otras generaciones

La clase que sigue es ciencia natural, mi clase preferida, aprendemos los animales y especies tanto vivas como extintas. Hoy en día hay tanta polución del aire y los mares que los animales sanos se mantienen en cautiverio. Me emociona esta clase pues nos llevarán a un acuario la próxima semana y solo hay acceso para estudiantes o personas ricas que pueden pagar la entrada, por eso nunca he ido a uno.

-¿No quieres que llegue la próxima semana? - le susurro a Bill

-Realmente prefiero las excursiones a la biblioteca, ahí el único animal feroz es la bibliotecaria que te revisa las manos en la entrada.

Me reí entre dientes, Bill con su característico humor de ratón de biblioteca.

El receso, obviamente, es dentro de las instalaciones. Tenemos un "patio" techado en el que incluso proyectan hologramas de árboles en las paredes.

-Hagamos un día de campo - dice Bill, así le llamamos a sentarnos bajo un holograma a comer en lugar de quedarnos en la cafetería.

Los amigos de Bill llegan a hacer compañía y se ponen a jugar un antiguo videojuego llamado tetris en la tablet más grande que tienen.

En realidad no tengo amigas, porque todas las chicas solo se preocupan del cuidado de su piel y de los programas de moda, eso no es algo que me interese en absoluto.

Un chico de ojos verdes llega a sentarse a mi lado - ¿Qué tal te va Anya? ¿Ya te aburriste de estos juegos para ancianos?

Rob, siempre mirándome como si me conociera a fondo, a veces ha llegado a molestarme tanto que mejor me voy a comer sola. "Le gustas" me dijo Bill una vez, pero Rob es tan correcto y tan formal que me aburre su compañía.

-Ah, sí... el día está aburrido - digo con un suspiro, no es feo, sin embargo siempre siento que le falta algo a estos chicos. Tal vez un elemento clave llamado personalidad.

Regresamos a clase de aritmética, la peor clase para mí, me aburro tanto que comienzo a lanzar bolitas de papel al cabello de Bill y me divierto cuando se atoran en sus desordenados rizos.

Cuando me canso miro por la ventana al grisáceo cielo. Desde aquí se ve un poco la frontera de la ciudad, me pregunto qué habrá más allá. ¿Habrá algo mejor que esta monotonía? Quisiera vivir, al menos un día, algo diferente a esto.

Where to go?Where stories live. Discover now