capítulo doce

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Dos días al borde de la desesperación y la angustia. Dos días en los que Severus había desaparecido sin dejar rastro. A esto era lo que temía. A esto y a el pánico que le causaba el imaginar que Severus fuera capaz de dañarse a si mismo.
Trataba de mantenerse serena, de mostrar tranquilidad y calma frentes sus hijos pero una vez salían de su presencia se desmoronaba  en llanto, en culpa, en remordimiento. Nunca debió decirle la verdad. Sabía que él no podría asimilar tanta información de esa índole y mucho menos al mismo tiempo.

Han pasado dos días. No sabe nada de ella y es lo mejor. No podría volver a mirarla a los ojos. No después de haber visto aquellos recuerdos. Y ahora, ahora todo cobra sentido. Cada rechazo, cada lágrima, cada maldita pesadilla donde dormida gritaba su nombre y él imaginando que  le pedía ayuda en sus sueños y era todo lo contrario. Él la lastimó.
Y luego... Samantha.
Con eso solo acabó por matarla y matar la... maldita confianza que le había mantenido a pesar de ese acto tan ruin que tuvo y permitió hacia ella.
Se suponía que debía protegerla. Un mago como él, con experiencia, mortifago.¿ cómo es que cayó en ese maldito imperio? ¿Cómo no se dió cuenta que lo iban vigilando? No tenía respuesta para sus interrogantes. Tampoco sabía el desenlace de todo, no tuvo valor para seguir viendo aquello. Pero necesitaba respuestas.

Pero antes, debía asearse, no tenía ni siquiera un poco de ganas de hacerlo pero debía. Además dos días con la misma ropa y la peste a Whisky de fuego no era propia para entrar al ministerio a buscar sus respuestas.

Unas dos horas después...

- Claro No hay problema, nos veremos en la reunión internacional. Saludos a la ministra de Macusa. ¡Adiós! - se despedía Kingsley mirando por el gran ventanal de su oficina. Había amarrado la esfera plateada con el mensaje de voz grabado a la pata de su lechuza. El animal emprendió el vuelo y el volteó su silla hacia el escritorio  para continuar con su trabajo pero la presencia imponente y silenciosa de quien fuera el director de Hogwarts lo sorprendió ocasionandole un susto.

-¡Severus por amor de Merlín! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? ¿Y mi secretaria?

- No estaba en su puesto.
- Aún así debiste tocar la puerta.
¿Qué haces aquí? Te dí  unos días libres.
- Necesito hacerte unas preguntas.
- ¿Preguntas, sobre qué?
- Sencillas, como por ejemplo ¿Somos amigos?
- Lo somos Severus ¿Puedes decirme que está pasando?
- Y si somos amigos ¿porque carajos diste la orden y permitiste que borraran mi memoria. -dijo el pocionista levantando la voz y dando un golpe sobre el escritorio del ministro.
A pesar de la actitud de Severus el ministro de magia no se inmutó.
- Fue necesario, además de un favor personal.
-¿Necesario, favor personal, a quién?
-Tu esposa.

Severus guardó silencio.

Ella estaba muy golpeada, demacrada, tuvo que someterse a cirugías para...
Severus levantó su mano en señal de que no siguiera hablando.

-¿Porqué?
-Sabes que como parte del protocolo, hay que ver los recuerdos de las víctimas. No lo hicimos hasta que ella estuvo bien. Al estarlo solo aceptó que el recuerdo fuera visto por Potter y yo.  Cuando vímos  los recuerdos, supimos que estabas bajo un imperio. Por eso no fuiste a corte. Aunque estoy seguro que ella no lo hubiera permitido, Porque a pesar de su condición en ese momento, te defendió a capa y espada.
-¿Cómo supieron donde estábamos?
- El muy maldito te ordenó hacer un patronus donde nos decías tú hubicacion. Él quería que los encontraramos.
- ¿Los atraparon?
- Sí dos semanas más tarde.
Durante ese tiempo te mantuvimos aislado, revertimos el imperio y te implantamos recuerdos falsos.
- ¿Porque Kingsley, porque hicieron esto?
- Por ella. Ella no quería que tú sufrieras, que sintieras que habías fracasado en cuidarla. No quería que te lastimaras a ti mismo. Quizás pensaba en los niños, yo la verdad no sé pero ella, ella te ama Severus. No fue fácil lo que vivió por eso necesita toda tu comprensión y apoyo.

- Quiero mis recuerdos de vuelta y quiero ir a Azkaban, necesito ver a cada uno de ellos. Quiero acabar con ellos con mis propias manos .
- Lo que me pides es imposible.
- Eres el ministro de magia.
- Tu esposa en calidad de amiga me pidió personalmente que hiciéramos un contrato mágico y legal donde se dicatminaba que solo Hermione Jean Granger es la única con autorización y derecho de devolver tus recuerdos. Y yo acepté. Y en cuanto a lo otro, ya se les fue dado el beso de dementor. No siguen con vida.

Severus se puso de pie sin decir una palabra, cruzó la puerta y se marchó.

- Hermione, llevaré a los niños a la madriguera un rato, necesitas descansar.
Ella asintió sin decir nada.
- Mamá- dijo Alan entrando -¿Estás bien?
- Sí hijo, lo estoy, por favor háganme caso a su tía Ginny, mantenga se alejados del cuarto de George y disfruten. Cuida a tu hermana.
- Claro madre. Te amo.
- Y yo a tí Alan.

Unas tres horas pasaron y la puerta de la casa Potter sonó débilmente.
Hermione abrió la puerta y se quedó pasmada.
- Perdón por llegar hasta aquí, no quiero más problemas pero es que no he sabido nada de Severus en algún tiempo y...

No pudo terminar porque Severus estaba apareciendo ante las dos.
Hermione sintió alivio al verlo, quiso correr hacia él  pero no lo hizo, no porque se haya controlado si no porque Samantha corrió primero y lo atrapó en un abrazo.

Al ver esto , Hermione optó por cerrar la puerta.

Severus al ver la actitud de su esposa, separó a Samantha elegantemente.
-¿Que viniste a hacer aquí Samantha?
- Solo estaba preocupada, no sabía de ti pero te juro que no he venido a discutir. Solo he querido hablar contigo.
-  Bien, solo que ahora no puedo.
Luego te busco.
- Bueno, adiós - dijo lo más natural que pudo.

Era su imaginación o Samantha estaba distinta. Bueno eso en realidad no importaba ahora. Tenía que hablar con Hermione. Y la verdad no sabía cómo.

Tocó la puerta.
Ella no la abrió.
-  por favor sabes que entraré, de todos modos, tenemos que hablar.- dijo desde afuera.
- Me da gusto que estés bien , estaba preocupada. Aunque no fui la única.

Él abrió la puerta sin autorización. Y caminó hacia el sofá que daba hacia la ventana donde ella estaba sentada.

- Necesito que hablemos.
- No hay nada de que hablar.
- Hay mucho de que hablar y lo sabes.
- ¿De qué quieres hablar Severus, de lo que pasó, o de  Samantha?
- Hermione, quiero el divorcio.

Hasta aquí este corto capítulo y espero me perdonen ,tengo mucho trabajo que no me permite actualizar muy seguido. Bendiciones

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