Titulo: La visita del Lord del Oeste.
-¿Por qué me pediste venir contigo? Tu solo podías con ese demonio, ¿no me digas que la vida de pareja te ha vuelto sensible?- Preguntó InuYasha mientras cargaba unas provisiones.
-Necesitaba una ayuda con esto, ya ves que no podía solo con todo esta carga. Aparte, un viaje entre los dos no vendría mal, recordando los viejos tiempos, ¿No crees?- Le pregunto mientras cargaba con otra provisión.
-Lo que digas...
-Ay InuYasha, de lo que te pierdes. -Comento de repente Miroku con una sonrisa boba adornando su cara.
-¿De qué hablas? Explícate.- Le exigió el peli-blanco observando su expresión.
-Una vida acompañada de una mujer que te ame, es la mejor dicha que puede poseer un hombre. Cuando sales de casa simplemente cuentas los segundos para volver a estar en tu hogar y cuando finalmente llegues a casa que te consienta y te proporcione todo su amor, eso no tiene igual, y estar entre sus brazos, que los niños te reciban con ella en la puerta y una hermosa sonrisa adornando su rostro... que te calienta hasta el alma, no cambiaría nada de eso por nada ni nadie aunque me cueste la vida.
InuYasha no comento nada respecto a la información del monje, solo se quedo pensando en sus palabras, y en Kikyo, aquella miko con la cual tuvo una corta historia de amor, para después ser opacada por cierta chica de pelo azabache ondulado, ojos marrones y expresivos.
En ese preciso momento un olor sumamente conocido le llego a su fino olfato, provocando que saliera corriendo tras ese olor. Al llegar a la aldea y dejar los barriles lo primero que hizo fue buscar en la cabaña de la anciana Kaede, que era donde mas se concentraba aquel olor a vainilla, al ver que nadie se encontraba ahí, fue hacia la de Sango donde también se sentía muy concentrado, al entrar observo a Rin peinar a la pequeña Kagome, mientras Kaname era atendida por Sango.
-¿Dó-dónde esta ella Sango?- Fue lo único que atino a decir mientras buscaba con la vista dentro de la cabaña.
-Un "buenas tardes" no estaría mal. -Le informo Sango.
-Déjate de rodeos y dime a donde fue ella- Le exigió el peli-blanco sin entrar totalmente a la cabaña.
-¿Te refieres a Kagome?
-¿A quién mas?
-Buenas tardes mi querida Sango, buenas tardes señorita Rin, veo que se ve completamente mejor. - Las palabras de Miroku interrumpió el interrogatorio del hanyou desesperado.
-Si, Rin se encuentra mejor gracias a ustedes. -Le respondió la oji-marrón mientras soltaba el cabello de la pequeña Kagome cuando noto su intención de saludar a su padre.
-¡Papa papa!- Exclamaron las mellizas mientras abrazaban sus piernas.
Inmediatamente Miroku levanto a cada melliza con sus brazos mientras lo saludaban.
-Sango, por favor, dime donde esta Kagome.
-Ella volvió a irse. -Le informo Sango mientras se levantaba de su lugar y lo miraba directo a los ojos.
-¿Cómo?- Pregunto sin poder creérselo, miro a la pequeña Rin la cual bajo la cabeza al saber que era observada por el, y devolvió su mirada a la castaña.
-Así es, un aldeano vino desde lejos en busca de la sacerdotisa de la perla de Shikon, inmediatamente se fue al saber que era un caso urgente, no sabemos hasta cuando volverá.- Le informo.
Observo a un InuYasha totalmente incrédulo, rogando porque se haya tragado la excusa.
-¿Cuándo se fue?
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Shikon no Tama
Fanfiction-Soy parte de ti, y no puedes evitarlo- Dijo una extraña voz. - Somos una, siempre lo fuimos, desde un inicio. -¡Es mentira, no mientas, no te creo! -Soy solo un diminuto pedazo de tu ser, y fui separada de ti, fuiste testigo, lo viste con tus prop...