No, no podía ser cierto. Tony Stark no podía estar muerto.
Un esposo, un padre, un amigo, un compañero de lucha, un mentor. ¿Por qué tuvo que acabar así?
Rhodey se limpió el rostro, intentando no quebrarse y llorar. Dirigió su mano suavemente hacia Pepper y le tocó el hombro.
Ella no se quería separar. Ella ya sabía que estaba muerto, pero una gran parte de su corazón todavía tenía la esperanza estúpida de que el reactor volviera a brillar al igual que su corazón latir.
Su cabeza estaba apoyada en su pecho, y parte del mentón de su amado rozaba su frente. Lo sentía demasiado frío.
–Pepper... —susurró Rhodey con lástima y empatía.
–No... —respondió ella casi en el mismo tono. Estaba llorando demasiado, se había aguantado las lágrimas hasta el último respiro de vida de su esposo.
Peter se acercó, y se cegó aferrándose a una esperanza inexistente.
–Por favor... Por favor Tony, por favor —rogaba sin saber muy bien el qué, pero necesitaba hacerlo. Sus sollozos de niño perdiendo a su tercera figura paterna penetraron los oídos de todos. El chico se arrodilló al lado de Pepper y tomó la mano helada de su mentor, agachando la cabeza—. Por favor... No puedo perderte también —sollozo nuevamente.
Virginia agarró valor al sentir su alma tan tocada por aquel llanto aguantado de ese niño. Encontró la fuerza para separarse de su esposo y abrazar al chico, quien correspondió de inmediato, empezando a llorar a gritos en su hombro que callaron los últimos murmullos del ejército Vengador.
Logró levantarse sin dejar de abrazar a Peter.
–Vamos... Vamos —dijo empezando a alejarse junto al chico. La guerra había terminado y debían salir del campo de batalla. El chico la siguió tapando su rostro.
Rhodey tomó el cuerpo al estilo nupcial, y se horrorizó de lo suelto que estaba, sin ninguna fuerza.
Era él quien debía tomarlo, nadie más era digno. Él era su mejor amigo, Tony fue el que siempre estuvo para él, y ahora se arrepentía de muchas cosas que dijo e hizo, el no haber estado tan presente como él para el resto.
Sus lágrimas se deslizaron por sus mejillas mientras seguía a unos metros a Pepper y Peter.
–Este no debería ser tú final —susurró más para sí mismo. Él merecía envejecer junto a su esposa, ver crecer a Peter y Morgan, una buena jubilación en aquella cabaña de retiro. Pero no...
Steve estaba llorando, estaba intentando aguantar la lágrimas, pero no fue tan fuerte. Ellas cayeron por su rostro, corriendo toda la suciedad por la guerra. Se quiso acercar cuando apenas supo que no había otro final para el hombre de hierro, pero no se sintió digno, luego de todo lo que hizo y el daño que causó. Para él estaba fuera de lugar intentar estar a la altura de esa familia rota.
Thor le tocó el hombro, él también tenía los ojos vidriosos, pero no llegó a llorar.
–En las guerras, los mejores guerreros son los que perecen —mencionó mirando a lo lejos cómo el hombre de hierro era llevado por Rhodey—. Y son los que siempre descansan en paz en Valhalla como sacrificados protectores de sus ideales y de sus familias —volteó a ver a Steve—. Te aseguro, mí amigo. Que Valhalla lo recibirá sin dudarlo y le ofrecerá la paz que siempre ha buscado. Al igual que Natasha, de seguro ellos estarán disfrutando de la vida eterna.
El menor asintió levemente, sin convencerse del todo, pero agradeciendo sus palabras que intentaban animarlo.
Una persona más observaba a la distancia cómo el cuerpo de Anthony Stark era llevado por Rhodey.
Rocket lo notó. Notó en el rostro de su amiga el dolor que intentaba ocultar al ver a aquel hombre inerte.
Nébula sintió el dolor de haber perdido a alguien importante, el mismo dolor que sintió cuando Gamora había muerto a manos de Thanos, y como éste nuevamente dueño razón de que hubiera perdido a alguien que le enseñó tantas cosas de la vida y tanto que le había ayudado.
Apretó su mano metálica por el odio que sintió de sí misma y de su ex-lealtad hacia el Titán loco. Y después abrió la palma y la observó.
Recordó el cómo aquel humano, débil, indefenso, pero lleno de bondad, la reparó. Le creó nuevas partes para su brazo para hacerlo fallar menos. Nuevas partes doradas que decoraban su cráneo. La delicadeza con la que lo hizo. Ni siquiera ella supo que repararse podía ser tan poco molesto.
No podía estar muerto.
Simplemente no podía ser cierto. Se negaba a verlo.
Él y Gamora fueron los únicos que en verdad mostraron amabilidad y piedad hacia ella. Una bondad y un lazo que se rompieron bajo una misma persona en circunstancias tan distintas.
Gamora fue sacrificada para destruir la mitad del universo. Y Tony se sacrificó para poder salvarla.
Apretó las manos y se horrorizó al sentir un líquido bajar por su mejilla. Era una lágrima, una maldita lágrima. No recordaba la última vez que había logrado derramar alguna.
Se la secó rápidamente. Alterada de que alguien la hubiera visto. Rocket fue el único, pero ella no lo supo.
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Last Grief for a Last Breath
ФанфікиYa lo sabía. El simple gesto de Strange y su expresión le gritaron lo que debía pasar para que ganaras en el juego final que el Titán loco los metió.