Él se había ido, era todo lo que se repetía en la mente de Peter, que él se había ido.
Ya no tenía lágrimas para derramar, estaba seco y su expresión inexistente, pero su mente le gritaba una y otra vez que Tony Stark, su mentor, había muerto para salvar al universo.
Le costó, pero aceptar su muerte era lo mejor que podía hacer para superarlo.
Superarlo.
Era una palabra que estuvo muy lejos de su vocabulario por mucho tiempo.
Para él sólo pasaron minutos desde que se desmayó al pelear en esa gran guerra y perderlo.
¿Y ahora estaba muerto? Teniendo que dejar a su familia detrás. Morgan, Pepper, Rhodey, Happy... Y él.
¿Cómo podría existir alguien mejor que él? Salvó la ciudad. Salvó el mundo. Salvó a todo el maldito Universo.
Vagar por las calles para despejar su cabeza no era una opción.
En cada calle había al menos una frase, un dibujo o un graffiti conmemorando su partida.
La gente había aceptado su partida como los grandes héroes mueren al hacer lo correcto. Pero para él era más doloroso.
Tener que perder a sus padres. A su tío. Y ahora al hombre que le enseñó tantas cosas de aquel nuevo mundo como un héroe.
Muchas veces se rompió esa barrera del llanto de dolor en las clases cuando discutían el tema. Ned era el único en entender medianamente su tristeza, o al menos la razón de ella.
Pero semana a semana, mes tras mes, aquellos ataques de tristeza y dolor fueron parando, para pasar a ser simple melancolía o añoranza de aquellos recuerdos.
Como Spiderman, empezó a hacer campañas que apoyaran a los resucitados.
Como Peter Parker, se aseguró de estar presente en la vida de Morgan y Pepper, incluso de Happy.
Sintiendo la presión de ser el nuevo Ironman en cada uno de sus huesos.
Aún dolía, porque cuando Tony se fue, también lo hizo una parte del corazón de Peter. Pero aún le quedaba mucho para usar para bien, de hacer que el Stark se pudiera sentir orgulloso de él, y asegurarse de aplicar lo aprendido.
—·•·—
–¿Cómo vas?
La pregunta del mapache la sacó de aquel trance, observando las partes mejoradas de su brazo.
Lo miró un rato.
–Bien —atinó por asentir.
Rocket se sentó a su lado y la observó largamente.
–Sé que tienes pesadillas —Nébula desvió la mirada—. Sé que es duro. Quizás Mantis pueda ayudarte a-
–No —interrumpió la contraria—. Sé que algún día se detendrán. Además... —frunció el ceño y apretó las manos—. Es la única manera que tengo ahora para verlo y escucharlo.
–Está bien —asintió el contrario—. Perder un miembro de la familia no es sencillo. Si te soy honesto también extraño su peculiar sentido del humor... Pero hizo lo correcto —Nébula frunció los labios y cerró los ojos con derrota. De los pocas personas a las que se ha mostrado débil, Rocket era una de ellas—. Ahora todos están de vuelta. De seguro está descansando en paz.
–Eso espero —suspiró la Cyborg. Rocket estiró su mano y tocó la contraria, tal como la primera vez que se reencontraron en ese aquel lejano 2018. Siendo correspondido—. Gracias, Rocket.
–No te pongas sentimental ahora —sonrió él.
Los guardianes estaban un poco confundidos... Bien, muy confundidos, ante la actitud más empática de Nébula y su amistad con aquel mapache alterado, pero estaban aliviados de que ambos se hubieran apoyado.
El ambiente en la nave era agradable, y aumentaba aquella sensación cuanto más avanzaran los días.
Y más superaban el trauma de la guerra del infinito.
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Last Grief for a Last Breath
FanficYa lo sabía. El simple gesto de Strange y su expresión le gritaron lo que debía pasar para que ganaras en el juego final que el Titán loco los metió.