Acto 1: El espectáculo comienza

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Las niñas corrieron hacia el circo y Ana fue tras ellas preocupada que le llegase a pasarles algo. Una vez adentro tomaron su lugar en la primera fila.

-Qué extraño –dijo Ana- somos los únicos que vinieron

-Es porque es la primera función, mami –dijo Sofía emocionada

Las luces se apagaron y todo quedó completamente a oscuras por un momento hasta que un haz de luz apareció en el centro del escenario iluminando al maestro de ceremonia. Estaba usando unos zancos muy altos, medía diez metros de altura, vestía con una camisa blanca, moño negro, saco con una cola que llegaba hasta la mitad de los zancos y pantalón acampanado que llegaba hasta el suelo, ambos de color morados al igual que su sombrero de copa alta.

-Damas y caballeros, bienvenidos al Gran Circo del Bosque -exclamo con gran energía el director del circo- los sorprenderemos con el mejor espectáculo de sus vidas

La luz se volvió a apagar, los aplausos ensordecedores resonaron aunque pareciera que no había nadie presente, pero, por alguna extraña razón María y Ana no se percataron de ese extraño acontecimiento y solo aplaudieron. Sofía extrañada solo miro alrededor tratando de descifrar de donde provenían tantos aplausos pero era inútil, la profunda oscuridad no la dejaba ver más allá de su hermana y su madre. Cuando los aplausos cesaron una rara pero lenta melodía comenzó a sonar y las luces iluminaron a unas modelos que, después de una pequeña reverencia, comenzaron a bailar vals, también usaban unos zancos enormes tapados por largos vestidos que se movían al ritmo de sus danzas que, junto a los colores de estos, creaban un hipnotizaste efecto visual, pero había algo raro con esas modelos, algo que Sofía no podía descifrar, no sabía que era pero no eran modelos normales, solo se limitó a observar el acto en silencio para tratar de descubrir que era lo raro con ellas. La música con repentinos cambios de ritmo acompañaba a la perfección estas danzas, era algo que nunca antes haya escuchado, la llegaba a distraer de su incesante búsqueda de lo que estaba mal con esas chicas, llegaba a olvidarse de a ratos lo que estaba haciendo, perdiéndose en esos colores tan vivos, tan radiante, tan profundos, el movimiento de sus largas cabelleras atrapo Sofía, casi hipnotizándola pero algo llamo demasiado su atención. Sus rostros no eran normales, no eran rostros de personas; eran deformes, llenos de cicatrices y heridas profundas abiertas. Sofía al notar esto se asustó y aparto la mirada.

-No quiero ver más –dijo casi llorando la asustada Sofía, poniendo su rostro en el regazo de su madre.

-¿Por qué no? –Dijo su madre –si es tan entretenido, tan agradable a la vista.

-¿Acaso no viste sus rostros?

-Sí, son tan bellas.

-¿Qué? ¿Estás loca? –dijo llorando la pequeña. Ella no podía creer que su madre no haya notado sus rostros –María, tú los notaste ¿verdad?

-¿Qué cosa? –dijo María sin apartar la mirada de las modelos ni borrar esa sonrisa de satisfacción de su cara.

-Sus rostros

-Sí, son hermosas.

-¿Acaso no se dan cuenta que están deformadas? –dijo desesperada Sofía.

Sofía no podía comprender que su familia no se habían percatado de tal horrorosa característica, ellas solamente las veían sonriendo. Ella vuelve a levantar su mirada, dirigiéndola hacia las modelos para observarlas con más atención, pues no creía lo que estaba viendo, al hacerlo se da cuenta que aparte de las heridas las modelos también estaban llorando de sufriendo.

-Pobres, están llorando –exclamo Sofía.

-¿A qué te refieres? –le pregunto María aun sin apartar la vista de las modelos.

-Parece no gustarles, creo que están sufriendo –contesto angustiada Sofía.

-Pero si lo hacen con tanta naturalidad, tan coordinadas –exclamo Ana, fascinada por la danza. –Pareciera que ellas nacieron para esto.

-Es verdad, son hermosas y bailan tan bien –agrego María.

El ritmo acelero de repente y con ello la velocidad de las modelos también, giraban rápidamente, se soltaban las manos y se separaban para volverse a encontrar después de varios giros en solitarios. Sus movimientos cada vez se hacían más abruptos pero, a la vez, eran coreografiados de una manera perfecta. El acto termino, las luces se apagaron y el circo se inundó en aplausos nuevamente, Ana y María gritaban ovacionando a las modelos pero Sofía seguía inquieta, ella quería saber que les estaba pasando a esas chicas, quien les había hecho esas heridas en sus rostros y porque estaban llorando.

Una estela de luz volvía a iluminar al maestro de ceremonia.

-Querido público, nosotros estamos aquí para ofrecerles un espectáculo digno, de eso vivimos por lo tanto es inaceptable que una persona que venga a este circo no la pase bien –dijo este dirigiendo su mirada a Sofía –por eso permítame darle un obsequio, pequeña señorita, para hacer su experiencia en este circo algo más amena.

En ese momento saca un ramo de hermosas rosas rojas de dentro de su traje y se lo muestra a lo lejos a Sofía, acto seguido se saca su sombrero y mete el ramo adentro de él.

-Sea tan amable de ver a su lado señorita.

Sofía volteo y para encontrarse con el mismo ramo de flores al lado de su asiento, ella las tomo sorprendida y volvió a ver al presentador.

-Esas flores es un regalo del circo, procure de seguir disfrutando del espectáculo –dijo el maestro con un tono entre misterioso y un poco amenazador –hablo por todos los miembros de este circo cuando digo que no queremos que te marches insatisfecha.

Un escalofrío recorrido la espalda de la pequeña que temblorosa volvió a ver las rosas que tenía en las manos para darse cuenta que ya estaban marchitas.

-¿Ves, Sofía? –dijo Ana bastante sorprendida por lo que acababa de ocurrir -¿Acaso no fue fabuloso?

-Mamá, tengo miedo, vayámonos –dijo Sofía asustada.

-¿Qué dices? Si el espectáculo recién comienza –le respondió María.

-¡QUE SIGA EL ESPECTÁCULO! –exclamo el maestro del circo antes de que las luces se vuelvan a apagar y el circo nuevamente quede en una oscuridad total.

Dark Wood CircusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora