Tercera Pauta

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[Elembivios 6 del 842, era Graica.
Aldaerothel, Aldaerothel: Tarde]

De todas las cosas que esperó sentir cuando finalmente llegaran, ciertamente no esperaba sentirse emocionado. Pero eso fue lo que terminó sintiendo cuando, a través de la ventana del carruaje, pudo ver la ciudad de Aldaerothel en el fondo del valle; dentro de sus murallas naturales, los pálidos azules y violetas de los afilados tejados se alineaban alrededor de calles y acueductos formando una media luna multicolor que protegía celosamente los cultivos en crecimiento. Desde la distancia parecía ser una ciudad verdaderamente hermosa.

Ansiosamente miró a la ciudad tratando en vano de distinguir cualquier cosa tan pronto como el carruaje se adentrara en ella. Lógicamente sabía que era bastante probable que pasaran de largo la ciudad para evitar retrasos, pero de todas formas se sintió decepcionado cuando el carruaje siguió por el camino lateral, tomando la ruta más directa hacia su nuevo hogar por los próximos diez lustros. Tratando de ocultar su decepción, finalmente Dyfan dirigió la mirada hacia la torre que se alzaba justo en el punto donde se encontraban el valle y la empinada cañada.

Era mucho más hermosa de lo que había esperado nunca. Sabiendo que fue construida a partir de ruinas, que había estado prácticamente abandonada por casi dos siglos y que su tío había odiado tanto ese lugar que prefirió descuidar sus obligaciones hasta el punto de que provocó su propia muerte, esperaba encontrarse con una torre semi-ruinosa y anticuada. Honestamente se había hecho a la idea de que llegaría a una cueva grande e incómoda, pero lo que apareció ante sus ojos fue un espectáculo que, a pesar de ser ciertamente más pequeña, tenía un encanto tal que no perdería contra el Palacio Fulgente.

La torre Boreal sobresalía directamente de las piedras de la montaña como un nuevo brote de primavera. La parte principal de la torre se elevaba al cielo en una doble espiral de piedra pulida que chocaba y se enredaba para formar caprichosos patrones que robaban los rayos del sol para brillar como el oro bruñido y alimentar la estela guía que brillaba alegremente en su punta. Mientras que su base, oculta a simple vista por haber sido tallada en la pared del barranco, utilizaba el resplandor natural de los minerales de la montaña y el rocío de la cascada para encubrirse bajo un delicado aire de misticismo.

— Huh, por todas las quejas que escuchamos venir de él, esperaba que fuera considerablemente más horrible. Pero esto parece estar bastante bien para ti ¿no es cierto?

La alegre voz de Gallard sacó a Dyfan de su contemplación y extinguió todo su entusiasmo con la celeridad de un rayo. Por supuesto, por un momento casi pudo olvidar que estaba siendo desechado como un sacrificio. Súbitamente el lugar ya no le parecía tan maravilloso, de pronto se había convertido en una prisión y en un patíbulo. ¿Era así como se había sentido su tío? ¿Con toda la ansiedad carcomiendo sus entrañas y el miedo constante a ser asesinado royendo en su cerebro con un hambre feroz y viciosa? ¿Era eso lo que le había hecho preferir el condenarse a la eterna apatía?

Demasiado pronto, el carruaje llegó al portón externo de la torre. Cuando las puertas se abrieron para permitirles el paso, el estómago de Dyfan se arremolinaba a tal punto, que sentía las náuseas escalando por su garganta. Cerró los ojos y trató de tomar respiraciones profundas para calmarse, pero en su lugar, lo único que consiguió fue convocar imágenes de elfos torturados, mutilados y degollados mientras escuchaba a sus padres repetirle una y otra vez que eso es lo que pasaba con los elfos que no cumplían su deber.

Sin preocuparse más por las apariencias, se inclinó hacia adelante tratando de tranquilizar a su inquieto estómago, lo último que necesitaba en un momento así era vomitar. Desesperado, abrió los ojos mientras se repetía mentalmente que sólo tenía que cumplir sus obligaciones y no terminaría como Kelan, sí, sólo debía evitar ser como él y entonces seguramente no terminaría siendo asesinado por su pueblo ¿verdad? Una y otra vez trató de consolarse a sí mismo tratando de invocar soluciones que desterraran las imágenes atascadas en su cerebro.

TratadoWhere stories live. Discover now