— ¿Están seguros de que no desean acompañarme? — Réamann preguntó a su padre y prima desde la puerta.
— No estoy de humor como para ir a ver flores hoy, Re. — Thorin lo espantó con la mano mientras llenaba una copa de vino. — Prefiero por mucho embriagarme. — Se dejó caer junto a su tío que seguía con los ojos pegados en la copia del contrato que tenía en la mano.
Réamann dudó. Conocía a Thorin, si le daba la oportunidad era probable que tratara de terminar lo que no consiguió en la tarde.
— Sólo ve y diviértete. — Ahodhan suspiró levantando los ojos hacia Réamann. —Prometo no dejar que Thorin se descontrole hoy. Nos quedaremos aquí toda la noche aprendiendo de memoria cada parte y cláusula de este tratado provisional.
Réamann levantó una ceja cuando Thorin soltó una risita encantada.
— Puedes estar tranquilo, Re. Ya no quiero matarlos. — Tomó un sorbo de su copa y sonrió. — Quiero humillarlos. Quiero quebrar su orgullo y destrozar esa arrogante expresión en sus rostros hasta que se conviertan en un desastre sollozante y me imploren la muerte.
Ahodhan le sonrió dulcemente a su sobrina mientras estiraba el brazo para tomar la botella de vino en la mesa. Miró alrededor con la botella en la mano, clavó la vista en Thorin y, después de un encogimiento de hombros, le dio un trago a la botella. Thorin le dio una mirada fría y acercó su copa hacia él para que la rellenara. Ahodhan miró la copa, a Thorin y luego sonrió mientras ignoraba su silenciosa solicitud.
— ¡Zazing! — Chirrió Thorin. — ¡No acapares la botella yo también quiero!
— ¿Es así? — Preguntó Ahodhan con una expresión perpleja. — Me siento tan apenado... — Le dio un trago lento a la botella y luego sonrió con arrogancia.
— ¡Al menos déjame llenar mi copa otra vez! — Pidió Thorin con ojos llorosos.
— Yo creo que no. — Ahodhan alejó la botella cuando Thorin trató de arrebatársela. — Estaremos... ¡Olvídalo Thorin! —Se levantó y corrió al otro lado de la habitación acunando su premio. — Oh, Rin, cómo puedes tratar de quitarle su bebida a tu pobre tío. No recuerdo haberte criado para ser tan egoísta. — Soltó un profundo suspiro mientras esquivaba a Thorin que había tratado de hacer un ataque frontal.
— ¡No quiero oír eso de ti! — Thorin se detuvo, observando a su tío para decidir su próximo movimiento.
— Estaremos bien, elfino. — Ahodhan sonrió a Réamann mientras evitaba a Thorin usando una silla como escudo. — Nos quedaremos aquí, beberé, estudiaremos el contrato y hablaremos de las formas más creativas en las que podemos extraerle la luz a una lámpara viviente.
Réamann se estremeció ante la radiante sonrisa de su padre. No es que no confiara en ellos, pero... quizás debería quedarse alrededor sólo para asegurarse de que no hicieran ninguna tontería inducida por el alcohol. Se apartó para evitar ser golpeado por Thorin cuando trató de cortarle la ruta de escape a Ahodhan. Sí, definitivamente no era un buen día para salir.
— Yo los cuidaré. —Anunció una voz fantasmal— Me aseguraré de que no hagan nada tonto, así que ve y toma un descanso mientras puedas, niño. Lo necesitarás si planeas sobrevivir las próximas semanas.
Réamann buscó en la habitación hasta que encontró la familiar silueta de Amets junto a la puerta. El comandante de los demonios sombra nunca se había molestado en formar un cuerpo físico para acompañar su voz, en su lugar se fusionaba con las sombras o, cuando realmente quería hacerse notar, formaba una silueta similar a un elfo que carecía de toda dimensión o color.
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Tratado
FantasyPara evitar la guerra entre las Cohortes élficas Dyfan, un príncipe de Cohorte luminosa, recibe la orden de cumplir con un matrimonio arreglado con un príncipe de Cohorte oscura. Se suponía que su tarea era simplemente pacificar las tierras entre lo...