En guerra

69 4 0
                                    

Nunca me hubiese gustado ocupar la palabra "guerra" si no fuese completa y estrictamente necesario. Pero sí, efectivamente estamos en una guerra en contra de una criatura a la cual aún no sabemos como destruir. Y tampoco hemos tenido suerte buscando a su inteligente pero estúpido creador, el sujeto llamado James. Habíamos logrado evitar algunas tragedias, logrando salvar personas de ser aplastadas o comidas por esta inusual creación, que en aspecto no se comparaba con nada que yo haya visto o con lo que haya lidiado antes. Tenía el tamaño de quizás media torre Eiffel, y estaba cubierto por pelo, como un hombre lobo, sus ojos eran negros, bastantes brillantes y muy aterradores, la criatura ni siquiera parpadeaba. Era terrorífico, incluso para mí.

Voy por tercera vez en esta semana al centro de París, junto con dos vampiros y Diana a evitar que esta criatura mate a los turistas. Lo peor es que cada vez que pasa esto, nuestro extraño mundo queda mucho más expuesto a los asquerosos humanos. Lo bueno es que se supone que lo van a olvidar, alguna vez, espero. Al llegar pudimos notar a la criatura en medio de la plaza, mientras gente estúpida en lugar de escapar, le tomaban fotos. Los dos vampiros corrían a su alrededor, en direcciones contrarias para marearlo, y lo hacían de la manera más rápida posible. Mientras tanto, Diana movía a la gente hacia lugares más seguros pretendiendo que nada ocurría e inventando excusas más creíbles y yo intentaba herirlo con mi cuchillo, todas sus heridas se regeneraban más rápido de lo que cualquiera pudiese esperar. Luego de haber alejado a la gente, era nuestro turno de escapar. Por el momento no había nada más que hacer. Así que volvíamos a nuestro refugio temporal, en un hotel (o lo que quedaba de él) abandonado en un barrio alejado de la zona central.

-¿Descubrieron algo? -Nos preguntó la señora Anna apenas cruzábamos la puerta. Negué -era de esperar, y hasta que no encontremos la debilidad de ese monstruo, no podremos hacer nada.

Me estaba quedando con la chica castaña en la misma habitación, así que fuimos, para poder descansar algo antes de partir nuevamente a evitar desastres. Estaba la pseudo televisión encendida en una película, era "Tarzán", con Diana nos sentamos en el suelo a verla para despejarnos un rato. Era difícil mantener la mente ocupada cuando habíamos escapado del peligro, en lugar de proteger al mundo de él.

-¿Cómo podríamos saber la debilidad de aquella asquerosa criatura? -Soltó Diana, mientras me miraba a través de su hombro.

-Para sobrevivir debió de haber cambiado algo de su entorno, o se debió venir aquí porque hay algo de este lugar que lo hace vivir -dije analizando la situación -pero no puedo pensar más allá, estoy demasiado bloqueado.

-La verdad es que no había pensado en eso -sonó demasiado honesta -¿por qué un lugar tan turístico como París?

-Para matar a más personas -dije aún mirando a la chica, quien desde hace un rato no despegaba la vista de la televisión, noté que a penas pestañeaba, solo lo necesarios para que no se le secaran los ojos.

-¿Y por qué no Rusia, que tiene muchas más personas? -Diana seguía viendo "Tarzán".

-¿Y si tiene que ver con algo más?, ¿algo que no estamos viendo? -Pensé.

-Bueno, ya no nos queda mucho tiempo para pensar -cambió la televisión a un canal nacional, estaban dando las noticias.

"Como dicen los reportes climatológicos, estamos en un largo período de calor inusual en esta época del año, provocando una sequía nunca antes vista, ¿qué consecuencias podría traer esto para los cultivos?, o peor aun, ¿para nuestros habitantes?".

-¡Eso es, Ronald! ¡El tiempo! -Gritó Diana, se puso de pie y me miró como si yo también hubiese entendido -hay algo en el calor que le permite vivir, por eso no está en Rusia, ni en Estados Unidos, allá están con un tiempo frío y de nieve o lluvia. En cambio, acá hay un fenómeno de calor -yo acababa de entender a lo que Diana se refería. Es demasiado inteligente, nunca se me hubiese ocurrido. Me besó, me tomó de la mano, me puso de pie y me llevó hacia la habitación de la señora Anna, para entregar la noticia.

¡Ella no me gusta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora