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Me senté cansada en aquel sillón de cuero negro viejo, pelado y que por algunos lados olía mal, mire a mi alrededor y todo estaba en silencio hasta podía jurar ver sombra pasando de un lado a otro, quizás es mi imaginación porque vivo en cuarto piso.

Me lenvante despacio para prender el televisor necesitaba escuchar algo si no sentía que me volvería loca de tanto silencio, rayas negras y gris solo veía, estaba dañado.

No quería hacerlo pero necitaba hacerlo, cogí una cerveza y le marque a mi madre para solamente oír su contestador.

_Hola mama soy yo, tu hija_ suspire profundamente_ solo queria saber como estas, ya sabes, con el dolor de la columna y el tobillo, espero que estés bien, yo estoy bien, cansada pero bien, hoy he conocido a un joven bastante interesante, después de una diez cerveza me dijo que tenía sida, fue desgarrador verle los ojos llenos de lágrimas  y decepciónado de sus actos, sabes también pensé en ti, porque sus ojos me recordaron a los tuyos cuando te dije que era gay_ vi como las pequeñas gotas de agua recorría mi cerveza callendo al suelo_ aún recuerdo tus ojos y aun recuerdo como en un segundo olvidaste todas las cosas buenas que hice y me tachas té como el bicho raro, como la persona más sucia, pero mama soy tu hija_ corte.

Hola mama. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora